A las 8 de la mañana del 26 de diciembre de 1963, el Queen Mary hizo su primera escala en el Puerto de la Luz y de Las Palmas en el que era el primer viaje del buque como crucero turístico.
Procedente de Southampton, en Reino Unido, desde donde había zarpado el 23 de diciembre, su destino era Las Palmas de Gran Canaria, la única localidad donde hizo escala durante cuatro años más el que por entonces fue el crucero más lujoso del mundo, el más grande, más largo y más rápido.
Aquel viaje inaugural del Queen Mary se hizo gracias a la gestión de Mr. Pavillard, director de la Elder Dempster (Canary Islands) Ltd., entonces consignataria de la Cunard. El elegante trasatlántico de tres chimeneas y exquisito sabor british realizó catorce escalas en el Puerto de La Luz.
Construido en los astilleros John Brown and Co. en Escocia, fue botado en 1934 e hizo su viaje inaugural en 1936. En 1939, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, sus viajes de placer cesaron. El Queen Mary pasó a ser el buque de tropas más grande y rápido de la época, un buque capaz de transportar 16.000 soldados a una velocidad de 30 nudos. Terminada la contienda, tomó 10 meses devolverle su pasado esplendor. Y sus leyendas.
Las historias de fantasmas se repetían entre la comunidad británica de Canarias cada vez que llegaba el Queen Mary a tierras isleñas. Se decía que era habitual ver a un joven vestido con un mono antiguo, una mujer embutida en un viejo traje de baño y, en el llamado Salón de la Reina, usado antiguamente para grandes bailes de gala, se contaba que aparecía con frecuencia una mujer delgada y pálida que baila sola.
Cuando volvió a navegar retomó su idilio con Canarias, sobre todo tras el éxito de aquel viaje. Continuó frecuentando Las Palmas de Gran Canaria, la única ciudad en la que atracó, hasta que en 1967, también con escala en Las Palmas de Gran Canaria, hizo su última travesía hasta Long Beach, California, donde aún se encuentra destinado a hotel y centro de convenciones.