En Canarias se encuentran cuatro de los quince Parques Nacionales españoles. Su geomorfología, flora y fauna los convierten en uno de los tesoros de las Islas, que arrancaron con la denominación de La Caldera de Taburiente, en La Palma, y el Parque Nacional de las Cañadas del Teide, en la isla de Tenerife (también en 1954), como Parque Nacional.

PARQUE NACIONAL DE GARAJONAY (LA GOMERA).

Años más tarde se suman a la exquisita lista los de Timanfaya en Lanzarote, en 1974, y el de Garajonay, en La Gomera, en 1981. Todos ellos de inigualable belleza y todos con características diferenciadas y únicas.

PARQUE NACIONAL DEL TEIDE (TENERIFE).

La Caldera de Taburiente es un inmenso cráter, uno de los mayores del mundo con 28 kilómetros de circunferencia, y está situado en el interior de un edificio volcánico construido hace cerca de un millón de años.

PARQUE NACIONAL DE LA CALDERA DE TABURIENTE (LA PALMA). | SERGIO ACOSTA

Dos grandes volcanes caracterizan al Parque de Las Cañadas del Teide en Tenerife: el Pico Viejo y el Pico del Teide; el primero aporta un interesante cráter de unos 100 metros de profundidad; por su parte el Teide es una suma de volcanes con tres cráteres superpuestos. En el volcán del Teide se alcanza antes de la cúspide una pequeña depresión, a 3.555 metros sobre el nivel del mar.

Bosques milenarios, volcanes espectaculares, calderas increíbles, inmensas superficies dunares... El 40% del Archipiélago está catalogado como espacio natural

Al Parque Nacional de Timanfaya en Lanzarote se le puede considerar como un parque geológico en el que predomina el mundo mineral. Es un auténtico canto a la naturaleza viva y a la energía interna de la tierra; paisajes duros, ásperos, modelados por las lavas que corren desde los cráteres de los volcanes.

Garajonay es una selva nublada a las puertas del desierto, una muestra de las variaciones del monte gomero, una reliquia vegetal de la Era Terciaria.