Nuestro gofio es un producto hecho con ingredientes naturales, elaborado principalmente, a partir del millo o trigo. Se encuentra entre los productos de origen natural más conocidos de las Islas y su influencia centenaria ha traspasado las fronteras de varios países del mundo como son Venezuela, Uruguay, Sahara, Cabo Verde, Cuba, Estados Unidos, Nicaragua, Puerto Rico o República Dominicana, entre otros. El gofio se remonta desde hace muchos siglos atrás, de la mano de los aborígenes canarios.

Se trata de un alimento prehispánico, de origen bereber, consumido por los indígenas canarios como parte fundamental de su dieta. En Tenerife se le denominaba ahoren, pero era en las islas de Lanzarote y Gran Canaria donde se utilizaba la palabra que se conserva hasta nuestros días.​ Los antiguos canarios elaboraban distintos tipos de gofio, utilizando cebada,​ trigo,​ lentejas​ e incluso rizomas de helecho. Posteriormente se incorporaron nuevos ingredientes, como el centeno y el millo (procedente de América). El gofio es una harina hecha a base de cereales tostados y molidos, especialmente trigo y millo. Debido a su alto poder nutritivo se convirtió en el alimento básico de los aborígenes canarios y fue fundamental para paliar las épocas de hambrunas que sufrió el archipiélago en periodos sucesivos.

En épocas de pobreza y carestía, como durante la Guerra Civil española, fue, por su gran aporte calórico, base del sustento del pueblo canario. En los barcos de emigrantes clandestinos que salían de Canarias hacia América, la provisión indispensable era el gofio, ya que podía conservarse durante mucho tiempo en buenas condiciones si se lo disponía al abrigo de la humedad.

Durante siglos, el gofio se ha elaborado de manera artesanal, en sus inicios a mano, posteriormente ayudado de molinos y ya en las últimas décadas con procesos industriales, aunque se sigue elaborando de forma artesana en muchos puntos de las Islas.

Para la elaboración del gofio se siguen los siguiente pasos:

-Se recolecta el cereal.

-Se seleccionan los granos y se limpian.

-Se procede al tueste, que puede ser de diferentes tipos, aquí cada molino tiene su fórmula y según sea el tueste, se consigue un sabor u otro.

-Se procede a la molienda o molduración.

-Y por último se añade sal y se procede al envasado.

La molienda antiguamente se hacía a mano, con 2 piedras redondas concéntricas, con un hueco en el centro, el cereal se iba echando por este hueco y a la vez se iban girando las piedras y los granos iban saliendo molidos por los laterales.

Más tarde este proceso evolucionó y para girar las piedras se hacía con la ayuda de un palo insertado en una de ellas, estos los llamaban molinos de sangre.

Luego vinieron los molinos de agua, en los que había un mecanismo por el cual el agua impulsaba las ruedas de molino. Y también los molinos de viento, que aprovechaban la fuerza del viento para impulsarse.

Para la elaboración del gofio no se utiliza ningún aditivo ni conservante, sólo un poco de sal para mejorar su sabor. Es un producto 100% natural y que debidamente envasado se conserva bastante tiempo, una vez abierto hay que consumirlo en un período de tiempo razonable porque tiende a ponerse rancio.

Tipos de gofios

En realidad se puede hacer gofio con casi cualquier cereal, legumbre o grano. Los primeros gofios eran de una mezcla de trigo y cebada, porque era lo que había, lo que se cultivaba en la época.

Posteriormente con la conquista y sobre todo con los productos traídos de América como el millo, se empezó a elaborar gofio con el millo, que se dejaba secar al sol, antes de proceder con el tueste.

También es muy popular el gofio de garbanzos, habas y la mezcla de diferentes cereales, para enriquecerlo. En la actualidad se está innovando y han aparecido nuevos gofios como el de espelta o el de avena, que aportan todas sus propiedades nutricionales.

También con la tendencia de los productos Eco, están apareciendo gofios elaborados con cereales ecológicos o gofios sin gluten para celiacos o personas intolerantes. Pero sin duda los más populares siguen siendo el de trigo y el de millo o la mezcla de ambos.

Cada uno tiene un sabor característico que se adaptará mejor a una recetas que a otras, siendo por ejemplo el de trigo de sabor más suave, mientras que el de millo tiene un aroma y un sabor más intenso.