El concepto de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) nació en los Estados Unidos de América en los años 60 del siglo XX, aunque ya en el siglo anterior se habían sentado las bases, cuando una serie de empresarios del sector industrial iniciaron políticas sociales entre sus plantillas. En el continente europeo el concepto no se desarrollaría hasta los años 90 del siglo XX en una iniciativa de la Comisión Europea que buscaba implicar a los empresarios en políticas de cohesión social.

A lo largo del siglo XIX algunos empresarios industriales en Europa y en EEUU iniciaron políticas para mejorar las condiciones de la vivienda, fomentar el bienestar y llevar a cabo acciones de caridad hacia sus empleados. Por otro lado, aparecen agrupaciones que consideraban poco ético que las empresas se lucrasen con productos perjudiciales para la sociedad, como podían ser el tabaco o el alcohol, y también aparecen movimientos contrarios a esas agrupaciones. Una de las primeras acciones de filantropía empresarial, citada por los expertos como un precedente de lo que en la década posterior se desarrollaría como el ámbito de la RSC, fue una campaña ideada en 1983 por el mercadólogo Jerry Welsh, vicepresidente ejecutivo de American Express, en la que la firma bancaria destinó un dólar para la restauración de la Estatua de la Libertad, en la ciudad de Nueva York, por cada nueva tarjeta que fuera contratada por sus clientes. La recaudación total para la restauración de la estatua ascendió a más de 1,75 millones de dólares y cosechó una amplia acogida ya que la estatua era un símbolo de consenso en el país asociado al liberalismo, lo que concordaba con la identidad de American Express.

A lo largo del siglo XX, el desarrollo del Estado de Bienestar, hizo crecer un sentimiento filantrópico dentro de las instituciones, cuando hasta entonces el único objetivo empresarial había sido aumentar la productividad y los beneficios económicos. Aunque la expresión responsabilidad social corporativa surge entre las décadas de los 50 y 60 en EE.UU. no llega a desarrollarse en Europa hasta los años 90, cuando la Comisión Europea utilizó el concepto para implicar al sector empresarial en una estrategia de empleo que generase una mayor cohesión social, puesto que en la sociedad europea había cada vez más problemas en torno al desempleo de larga duración y la exclusión social que eso suponía. Más tarde, en 1999, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, durante el Foro Económico Mundial de Davos, pidió al mercado mundial que se adoptasen valores que tuvieran rostro humano. A partir de los años 90, este concepto ha ido tomando fuerza y una evolución constante tras la llegada de la globalización, el aceleramiento de la actividad económica, el aumento de la conciencia ecológica y el desarrollo de nuevas tecnologías.

Estatua de la Libertad.

Según la ONG Accountability en un ranking​ de los 108 países cuyas empresas tienen un mayor grado de desarrollo de la Responsabilidad Social Empresarial, los líderes son Suecia, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Reino Unido, Noruega y Nueva Zelanda. También existen organismos a nivel internacional que se encargan de delimitar, en lo posible, el concepto teórico de la RSC, cuyas directrices sirven como orientación para las empresas que se deciden a iniciar este tipo de políticas. Dentro de los más destacados se podría citar a los siguientes: Global Compact (Pacto Mundial) de Naciones Unidas y Global Reporting Initiative (Iniciativa para la Rendición de Cuentas Global). Además, existen otras entidades e iniciativas nacionales con una especialización en el tema de la RSC, que están contribuyendo de forma determinante a la creación y difusión de una cultura responsable, entre las organizaciones que forman el tejido empresarial de cada país. En un estudio reciente en España, y por vez primera en más de una década, la RSC se posiciona entre los primeros parámetros para valorar empresas, en una lista que incluye 100 factores. El 82% de los sondeados opinan que una empresa que ayuda a la sociedad tiene más posibilidades de éxito porque sus clientes estarán más predispuestos a comprar sus productos y servicios.