El archipiélago canario comenzó su actividad turística con los viajeros que visitaban las Islas buscando mejorar su salud, descansar y estar en contacto con la naturaleza, una oferta que evolucionaría hacia un modelo de sol y playa. 

Las Islas Canarias son un destino turístico consolidado y con una dilatada experiencia avalada por varias décadas de actividad. Desde los años 60 del siglo XX, las Islas han acogido a millones de turistas de distintas nacionalidades que han encontrado en este archipiélago atlántico bendecido por uno delos mejores climas del mundo un lugar donde disfrutar de sus vacaciones con todas las garantías de calidad en infraestructuras y servicios.

Tras la conquista y la llegada de la población castellana a las islas, Canarias se convirtió en una nueva tierra para explorar. Las singularidades del nuevo archipiélago atrajeron a naturistas, científicos y viajeros románticos entre los siglos XVII y XIX, donde destacan nombres ilustres como Alexander von Humboldt, William Dampier o George Vancouver, entre otros, que dejaron su huella hasta convertirse en puntos de referencia asociados a Canarias. Gracias a ellos, la fama del archipiélago se impulsó en sus países de origen, Reino Unido y Alemania, convirtiéndose hasta el día de hoy en la principal base del turismo extranjero. Toda esta etapa podría denominarse como prototurismo. Durante estos siglos, Canarias se presentaba como un lugar paradisíaco alejado de las grandes urbes, perfecto para retirarse, descansar y estar en contacto con la naturaleza. Esto se vio potenciado gracias a que las publicaciones de libros de viajes, que daban a conocer las maravillas del archipiélago canario, empezaron a ser comunes.

Además de por los recursos naturales y las cualidades climáticas que ofrecía Canarias, el desarrollo del turismo se produjo debido a dos causas principales. Por un lado, el cambio más significativo fue el desarrollo de las comunicaciones marítimas con Europa y la costa africana, siendo en la segunda mitad del siglo XIX cuando se introducen ciertas novedades en los barcos que suman una gran mejora de los puertos canarios. Por otro lado, la instalación del cable telegráfico en el año 1883 facilitó la comunicación con el exterior, uniendo a Canarias con el continente europeo; este hecho planteo seriamente la posibilidad de explotar el turismo como actividad económica.

No fue hasta finales del siglo XIX cuando el archipiélago se convirtió en un destino destacado para el turismo de salud. Canarias podía presumir de la calidad de sus aguas y aire limpio, que la hacían el lugar perfecto para aliviar los síntomas de enfermedades pulmonares y cutáneas que no podían tratarse en las grandes ciudades. Miles de enfermos, mayormente procedentes del Reino Unido, comenzaron a viajar hasta Tenerife y Gran Canaria para curarse a base de baños en el mar, beneficiándose de las temperaturas templadas y huyendo, de este modo, del frío característico en sus lugares de origen. Y fue así, con estas condiciones, cuando el turismo moderno se inició en Canarias. Destacaba en estos años La Compañía de Hoteles y Sanatorium del Valle de La Orotava, que estableció el primer hotel sanatorio de Canarias en el año 1886, conocido como ‘Orotava Grand Hotel’ o, simplemente, ‘el Sanatorium’. Dos años más tarde se formó la Compañía de Construcción y Explotación de Hoteles y Villas del Valle de La Orotava, ‘La Taoro’, que construyó el conocido hotel Taoro en el Puerto de la Cruz en 1890, y donde llegó a alojarse la famosa escritora británica Agatha Christie. Por otro lado, en Las Palmas de Gran Canaria, se inauguró el hotel Santa Catalina por parte de la Grand Canary Company.

La aparición de estos grandes hoteles propició una mejora en la oferta alojativa canaria, impulsando con ello la competencia y captando nuevas cuotas de mercado.

Entre los años 1905 y 1912 se forma, a nivel estatal, la Comisión Nacional para el Fomento del Turismo, seguida de dos instituciones para la promoción del turismo en Tenerife y Gran Canaria. Durante estos años se buscará difundir la imagen turística de Canarias por Europa, abandonando poco a poco el turismo de salud para centrarse en un modelo de sol y playa. Con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, se frenó la expansión turística en Canarias. Aunque estos hechos no supusieron el fin de la actividad la limitaron a un selecto grupo de turistas nacionales. Durante las últimas décadas de la dictadura, la situación iría cambiando gradualmente, comenzando por la reapertura y construcción de hoteles y avanzando hacia el desarrollo del turismo de masas.