El archipiélago canario ofrece un entorno rural único desde el que descubrir volcanes, mágicos paisajes creados por la lava, bosques casi selváticos, extensos pinares, dunas inmensas, playas paradisíacas y montañas esculpida por el paso de los alisios, en espacios protegidos por su rica biodiversidad, disfrutando de sus numerosas especies endémicas y exclusivas como pueden ser el drago, la sabina o los tajinastes. Un paraiso en el que desconectar en comunión con la naturaleza en medio del Atlántico.

El medio rural de las Islas Canarias continúa manteniendo su identidad y su hospitalidad con todos sus visitantes, donde el paisaje de la pequeñas explotaciones agrícolas será la confirmación de una cocina de calidad y saludable. No hay mejor carta de presentación que avale el archipiélago canario como destino de turismo rural que el hecho de contar con cuatro parque nacionales: La Caldera de Taburiente en La Palma, Garajonay en La Gomera, Timanfaya en Lanzarote y El Teide en Tenerife, y de que cinco de sus islas hayan sido declaradas, en su totalidad, Reserva de la Biosfera. La Palma, Lanzarote, El Hierro y, más recientemente, Fuerteventura y La Gomera ostentan el título, no solo por la calidad de sus espacios naturales y su biodiversidad sino también por la sostenibilidad demostrada a la hora de explotar sus recursos. Cada una con sus peculiaridades y lindezas, cada una tan diferente estando, sin embargo, tan cerca. Flanqueando, además, a las islas que hacen de capitales de provincia, las más grandes y pobladas: Tenerife, casa del imponente Teide y cuyo macizo de Anaga es también Reserva de la Biosfera, y Gran Canaria, un verdadero continente en miniatura con un 46 por ciento de su territorio igualmente reconocido por la Unesco. Y es que el archipiélago es un escenario perfecto en el que caben decenas de actividades en contacto con la naturaleza: del senderismo al astroturismo pasando por el submarinismo, el windsurf, la espeleología, el parapente, la pesca o la escalada, entre muchos otros.

Toda una red de casas, alojamientos y hoteles rurales esperan al visitante para ofrecerle la mejor experiencia en una naturaleza casi salvaje en medio del Atlántico.