Pedri ya sabe lo que es llorar por perder contra Italia. Lo hizo desconsoladamente como lo hicieron en 1994 varias generaciones de españoles mayores que él y que años después consiguieron redimirse en la tanda de penaltis de la Eurocopa 2008 y, sobre todo, con la goleada en la final de la Euro 2012, en el que probablemente fue el mejor partido de España en toda la historia. El ex de la UD sólo vivió los éxitos, los mismos que hicieron que la eliminación de 2016 ante la azzurra doliera mucho menos. Ayer, siendo ya algo menos niño de lo que era, conoció la amargura. Y lloró seguramente más por la impotencia que por la derrota.
Pero tiene consuelo. Porque la selección completó su mejor partido en el torneo, hizo más cosas que Italia para acceder a la final, el canario fue el mejor y pese a a todo toca volver a casa. Con más confianza si aún cabía, con más decisión para liberarse y dejarse ver por el área rival, Pedri dio una lección con sólo 18 años. Su actuación la resumió Luis Enrique con una sentencia: «Lo que ha hecho Pedri no se le ha visto nunca a nadie, ni a Iniesta».
Y también tiene consuelo porque dispone del tiempo para ello. Absolutamente todo lo que ha hecho el de Tegueste en el campo le augura un futuro tremendo. Ya es presente, pero en esta España que transita por su última fase de la transición, tan necesitada de nuevos referentes, aparece como la gran esperanza sobre la que habrá de girar la selección justo desde el momento en que Jorginho marcó el penalti definitivo.
Pedri entendió ayer más que nunca que Italia es capaz de estar dominada por completo y marcar un gol; que es capaz de resistir en los momentos críticos para luego matar; y que también sabe vivir en la agonía. Después del empate de Morata y en la prórroga pudo comprobarlo.
También en la tanda, porque al primer fallo de Locatelli –paró Simón– le siguió otro de Dani Olmo hasta que Donarumma se convirtió en el héroe al detener el tiro de Morata. Sea como fuere, estará el domingo en Wembley.
Kilómetros
Las lágrimas de Pedri fueron consoladas por Laporte –como refleja la imagen que ilustra este artículo– y por el resto de jugadores y miembros del cuerpo técnico de España, que con sus abrazos agradecieron en cierta forma el trabajo descomunal que completó en la Eurocopa y se pusieron en sus pies para lo que tenga que venir en el futuro.
El exjugador de la UD Las Palmas se fue del torneo como el jugador que más kilómetros corrió y después de disputar todos los minutos salvo uno –en cuartos antes Suiza–, incluidas tres prórrogas y una tanda –no tiró.
No es novedad ya que se le vea bailar por el campo. Ya todos lo saben. Lo nuevo para él ayer fue llorar por perder contra Italia, un paso sin el que fue imposible para muchos sacarse la espina después. Y Pedri ya lo ha dado.
