Ahora podríamos estar haciendo la mejor ciencia del mundo", se lamentaba ayer Santiago Hernández, catedrático de Zoología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. La queja de Hernández tiene que ver con la ausencia de un buque oceanográfico en aguas de La Restinga con el que hacer las mediciones de temperatura, grabaciones y demás trabajos de toma de datos de la erupción submarina en la costa próxima a El Hierro.

"Deberíamos tener un barco oceanográfico con base en Canarias, y que en situaciones de este tipo podría hacer todos los trabajos que sean necesarios y nuestros geólogos podrían hacer ciencia de vanguardia", sentencia el catedrático.

En su opinión, "lo normal" en este tipo de fenómenos geológicos, es que en las islas tuviera base permanente una embarcación del tipo Hespérides o Sarmiento de Gamboa, buque científicos que pertenecen a la Unidad de Tecnología Marina (UTM) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organismo adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación.

Oportunidad perdida

Este traspiés a la investigación es un hecho "un poco inesperado" que se traduce en una situación "lamentable" para los profesionales, en palabras de Javier Arístegui, catedrático de Oceanografía Biológica de la ULPGC y miembro del Instituto de Oceanografía y Cambio Global de la institución académica, quien califica de "oportunidad apasionante" el poder estudiar de cerca y con los medios técnicos adecuados este evento volcánico. "Es también una oportunidad única para los científicos", agregó Arístegui, a la vez que recordó que "el Gobierno canario tuvo un barco de este tipo bastante lamentable y venimos denunciando esta situación desde hace 20 años". Santiago Hernández y Javier Arístegui coinciden al afirmar que barcos como el Hespérides o el Sarmiento de Gamboa serían los apropiados para estudiar estos fenómenos geológicos. "Existe cierta incertidumbre sobre por qué no se ha previsto un seguimiento científico con medios de este tipo, y seguro que los estudios se harán con posterioridad, cuando la situación se normalice y haya cierta tranquilidad", aventura Javier Arístegui. Ayer, incluso el vulcanólogo Juan Carlos Carracedo respondía con sorna cuando se le pedía su opinión sobre la ausencia de barcos oceanográficos en El Hierro: "Hubiera sido una idea mejor que otras que se han tomado".

La presencia de una embarcación de este tipo redundaría además el desarrollo de otras misiones o campañas en las que Canarias se presenta como un "laboratorio excepcional" en campos como el cambio climático. "Mucho se ha reivindicado en esta materia sin resultado favorable alguno", reitera Arístegui. Se da la paradoja de que para distintos proyectos emprendido por las universidades canarias se han tenido que alquilar dichos buques "en campañas cortas" dada la agenda que tienen asignados ambos.

Equipos

El barco ideal para estudiar el proceso volcánico último en El Hierro sería el Sarmiento de Gamboa, de menor antigüedad que el Hespérides, y que en la actualidad tiene "equipos de sísmica de lo mejor que hay en el mundo, un equipo fantástico de investigación oceanográfico". Ni este buque ni el Hespérides cuentan con sumergibles robóticos o manuales para descenso a la cota de 1.200 metros de profundidad donde se detectó la primera erupción submarina el pasado lunes.

Arístegui, que formó parte del grupo que puso en marcha el Sarmiento de Gamboa, precisó que "ambos están preparados" para albergar este tipo de maquinarias, y que dado su alto coste se optó finalmente por alquilarlos a empresas de Francia y Alemania cuando fuera necesario. "Espero que finalmente vengan los dos", dijo.