Carlos Barreda, responsable científico de a bordo del Profesor Ignacio Lozano, relató ayer la retirada a la que se vio obligada esta embarcación, que realizaba su trabajo científico en la zona del volcán, tras recibir una alerta sobre el agravamiento de la erupción. "Tuvimos que volver de imprevisto a tierra", dijo. Este barco es el primero que se ha navegado en la 'zona cero' de la erupción.

Barreda extremaba ayer las cautelas con respecto a las aguas cercanas a la costa herreña donde se encontraron los piroclastos arrojados por el volcán submarino. El barco científico tuvo que abandonar a mediodía sus tareas de tomas de muestras, tras ser alertado por la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno canario de que la actividad sísmica parecía recrudecerse. "Hemos tomado la decisión de volver a costa por precaución. Toda precaución allí es poca", explicaba en la tarde de ayer.

El barco comenzaba a trabajar en las aguas situadas frente a la costa de La Restinga bien pronto en la mañana. "Principalmente, nuestra misión consistía en tomar muestras in situ a nivel geoquímico, muestras de agua para medir parámetros como la temperatura, la salinidad o el oxígeno disuelto. Se trataba de caracterizar qué condiciones tiene el agua de la zona afectada, para apoyar así el trabajo de los vulcanólogos y que se identifique lo que está ocurriendo".

A pesar de que "las condiciones no eran las más adecuadas para trabajar", el Profesor Ignacio Lozano estuvo más de cuatro horas tomando muestras en distintos lugares del perímetro afectado. "Llegamos a la zona, y empezamos a trabajar sobre las 8.00 horas. Hemos podido estar hasta las 12.30-13.00 horas, haciendo diferentes perfiles con sondas multiparamétricas", explica.

Aviso. Sobre esa hora el barco recibió un aviso de le Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno canario pidiéndole que interrumpiera sus labores científicas y volviera al puerto de La Estaca, de donde había zarpado en la mañana. "El helicóptero que estaba en la zona ha visto algún indicio claro que obligaba por seguridad a no permanecer en el área". Este indicio bien pudo referirse al color de las aguas afectadas por el volcán submarino, según explica Barreda. "Es posible que desde el helicóptero vieran alguna mancha más oscura".

Tras recibir esta alerta el barco emprendió la vuelta, sin llegar siquiera a ver los ya famosos piroclastos humeantes. La vuelta también tuvo su dificultad, obligando a la embarcación a un amplio rodeo por el lado oeste de la isla herreña, para sortear la zona conflictiva. "La dificultad estribaba en que el mar no estaba en condiciones para la navegación, hemos tenido que volver de imprevisto y hemos tomado la decisión de volver por el lado oeste por precaución". Esa travesía se dilató por más cinco horas, hasta llegar al puerto de La Estaca, en el noreste de El Hierro. "Atracamos sobre las 18.00 de la tarde".