El Día de Todos los Santos es el señalado para celebrar La Tafeña. En la Central Vinícola Insular de la Cooperativa del Campo se concentran cientos de personas para vivir una jornada festiva.

Por unas horas el principal tema de conversación deja de ser el episodio sísmico/volcánico en la isla y muchos aprovechan para ponerse al día con amigos y familiares que no ven hace tiempo. Aunque el evento está organizado por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de El Hierro, la Central Vinícola Insular y la Cooperativa del Campo de Frontera colaboran ofreciendo sus instalaciones y aportando productos a esta celebración que, gracias al apoyo de una veintena de instituciones y empresas, sobrevive en estos tiempos de crisis. Así los presentes pueden degustar una rica garbanzada acompañada de vino de la tierra y las tradicionales castañas asadas y, cómo no, unos trozos de piña tropical de postre sin tener que rascarse el bolsillo.

Sobre las ocho y media de la noche comenzó el acto con una pequeña presentación que dio paso a las siempre inevitables, y más en estas fechas preelectorales, intervenciones de las autoridades. Siguió la noche con el acto de hermanamiento con la isla de Fuerteventura, la única de las islas con la que no se había realizado este acto.

Aunque la isla majorera no cuenta con un consejo regulador, los organizadores no han querido discriminarla por este hecho. Antes de las actuaciones musicales que amenizaron la noche se realizó una cata comentada de los vinos de esta cosecha a cargo de Rafael Armas, enólogo-asesor del consejo regulador, y Luis Vicente Elías, representante de las bodegas López Heredia, de La Rioja.

La entrega de recuerdos a los diferentes colaboradores y la clausura del acto por parte de Cayo Armas, presidente del consejo regulador, dieron paso a la cena y parranda.

Todas las edades

El respeto y cariño a los mayores, que afortunadamente aún está presente en la educación de los herreños, se pone de manifiesto en la distribución de los asientos en las diferentes mesas.

Desde hace tres años, los alumnos del cuarto curso de la ESO del instituto Roques del Salmor se encargan de repartir la comida entre los asistentes y colaboran en la preparación y recogida de todo el montaje.

Aparte de alguna propinilla que otra que les dan los comensales, el consejo regulador hace una aportación al fondo destinado a sufragar el viaje de fin de curso de estos estudiantes. Alejados del control de sus progenitores se puede ver también algún que otro grupito de niños que intenta tomar un sorbo de vino a escondidas.

En una mesa situada justo frente al escenario estaba Juan Manuel Santana, director general de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias, acompañado de varias de las personas que tienen presencia en las reuniones del Pevolca.

Afortunadamente para todos los asistentes fue buena señal que los teléfonos móviles de los comensales de esa mesa y los de algunos gobernantes situados en otras no se pusieran a sonar todos a la vez en mitad de La Tafeña.

Desapercibido

En plena celebración del acto (22.06:23 h, según el IGN) tuvo lugar un temblor de 3,9 grados de intensidad. Fueron pocos los que lo percibieron, así que la cosa quedó en mera anécdota.

Alguno de los presentes creyó sentir algo y estuvo pendiente de confirmarlo consultando la página web del IGN a través de su teléfono móvil que, finalmente, le dio la razón.

La velada estuvo amenizada por diferentes grupos: Los Cebolleros, la Agrupación Musical Taros y un trío de timple, bajo y piano formado por Altay Páez, Pedro Rivero y Domingo Saavedra. Esta última formación es tan reciente que aún no han decidido un nombre con el que identificarse. Se juntaron con motivo de la grabación del programa de Televisión Española en Canarias Tenderete hace unas pocas semanas.

El retraso en la llegada de las bajas temperaturas ha propiciado una anécdota. La producción local de castañas por estas fechas no ha sido suficiente para satisfacer las necesidades de La Tafeña 2011. De los 350 kilos de castañas que se distribuyeron entre los asistentes, 150 se recogieron en la isla pero los otros 200 se tuvieron que importar.

Para la garbanzada se utilizó casi íntegramente la carne de un novillo de más de 300 kilos.

La Cooperativa del Campo aportó además 360 litros de vino en total, repartidos entre tinto, blanco y afrutado a partes iguales.