Pasadas las seis de la tarde el volcán de El Hierro decidió mostrar su cara y salir del agua. Al menos dos explosiones con gases, cenizas y material magmático saltaron unos 20 metros por encima del nivel del mar y sembraron el pánico en La Restinga. Tras casi un mes de presencia de la mancha de azufre sobre el Mar de Las Calmas, la bestia parece decidida a salir de las profundidades.

Doscientos vecinos de La Restinga tuvieron que ser desalojados tras las explosiones en el Mar de Las Calmas, recién llegada la noche en El Hierro. A su vez, el Pevolca decidía también la evacuación de otros 51 vecinos de la zona norte, Frontera, tras la previsión de fuertes terremotos con intensidades de hasta 4,6 grados en la escala Richter. Son ciudadanos de las localidades de Los Polvillos y Los Guzmines, en el Golfo, que se unen a otros 31 desalojados en la noche del viernes en la misma zona. De todos los desalojados, poco más de medio centenar pasaron la noche en la Residencia de Estudiantes de Valverde, en la capital de la Isla, y el resto se fueron a domicilios de otros familiares. También se decidió el cierre del túnel de Los Roquillos, que une Valverde con Frontera, y se cortaron al menos cinco carreteras comarcales, todas ellas en El Golfo. El volcán cercó ayer El Hierro de norte a sur.

"Fue como si, de repente, un submarino emergiera del fondo del mar". Un pescador del pueblo, en pleno proceso de desalojo de La Restinga, relataba de esta forma la primera aparición pública del volcán. Algunos vecinos aplaudieron tras la explosión en la misma avenida de la localidad marinera, donde el fotógrafo Rafa Avero inmortalizó uno de los estallidos en medio del desconcierto. Poco después, el Pevolca tomó la decisión de desalojar el pueblo ante la incertidumbre que provocaron las explosiones. Casi un mes después del primer desalojo, que se produjo el 5 de octubre pasado, los ciudadanos de La Restinga se vieron obligados a abandonar sus casas; en esta ocasión cuando la noche ya caía en El Hierro. Todos ellos tenían la mochila preparada desde hace días, ante la apariencia que había tomado la mancha de azufre que inunda el Mar de Las Calmas.

Un grupo de científicos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) fue testigo de una de las explosiones. Desde el punto de control ubicado sobre el campo de fútbol, recibieron la comunicación de los vecinos de que las burbujas que desde hacía cuarenta y ocho horas aparecieron sobre la punta de la mancha de azufre, por el lado más cercano al puerto de La Restinga, estaba empezando a lanzar piroclastos. Y, efectivamente, poco después de las seis de la tarde se produjo una de las explosiones que lanzó material magmático a, al menos, 20 metros de altura, según confirmaron fuentes oficiales.

Pocos minutos antes, según los testigos presenciales, se había producido otra explosión que también expulsó cenizas y magma, aunque a menos altura que la segunda. Son las evidencias más significativas de la existencia del volcán de El Hierro, desde que hace casi cuatro meses se iniciaron los movimientos sísmicos en la isla del Meridiano.

Sorpresa científica

Las explosiones que se produjeron anoche en La Restinga cogieron por sorpresa al grupo de científicos que le toma el pulso al volcán herreño. Unas cuantas horas antes, de hecho, el Pevolca había descartado evacuar a la población de La Restinga y se había limitado a tomar medidas en la zona de Frontera, donde los movimientos sísmicos de las últimas horas habían provocado desprendimientos.

En el mismo momento en que se producía la explosión, una parte del pueblo mantenía una reunión para adoptar medidas de presión ante la incertidumbre que viven en la plaza de la localidad, en la que también estaba el alcalde de El Pinar, Juan Miguel Padrón. Fue él quien recibió la llamada del Pevolca que ordenaba la evacuación de los doscientos vecinos -un tercio de la población- que quedaban aún en La Restinga. La isla en peso, en vilo por el volcán.