Zonas con sobresaturación de oxígeno cerca de otras en las que no hay ni rastro; valores normales de PH, junto a otros bajísimos, que producen una enorme acidez en el agua; y temperaturas que suben hasta 11 grados en un radio perfectamente abarcable... Son las condiciones ambientales que provoca la erupción del Mar de las Calmas y que constituyen una "oportunidad única" como simulador de las que vivirán los océanos si no se para el cambio climático. Así lo cree Javier Arístegui, director del Instituto de Oceanografía y Cambio Global de la ULPGC, que participa en la campaña emprendida por el buque Ramón Margalef en aguas herreñas.

"Además de que hay espacios con anoxia [sin oxígeno], hemos detectado unos gradientes tremendos en la acidez, en el PH. Valores normales, de ocho, junto a otros de cinco, que son tremendamente ácidos. Luego está la temperatura. Encima del volcán hay más de 11 grados sobre la temperatura normal. Puedes pasar de 24 a 36 grados centígrados", enumera el investigador, que está embarcado en el oceanográfico junto a otros cinco científicos del centro grancanario.

Los expertos han realizado una malla de 24 estaciones para la determinación de diversas propiedades y la recolección de muestras desde la superficie hasta el fondo oceánico. En una primera batida se estudiaron más de 30 parámetros que servirán para caracterizar la mancha producida por el volcán y su relación directa con la mortandad, viabilidad y biodiversidad de las comunidades de organismos. Entre los parámetros evaluados figuran temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, PH, carbono orgánico e inorgánico, nutrientes, metales y clorofila. Asimismo se recolectaron muestras de plancton e invertebrados bentónicos.

Algunos de los efectos perversos del calentamiento global ya se están produciendo. Además del aumento de temperatura, se está registrando una "desoxigenación de los océanos, porque la temperatura del agua, al aumentar, es menos soluble para los gases y pierde el oxígeno. Hay zonas, sobre todo costeras continentales, que han perdido mucho oxígeno y esto ha afectado a multitud de especies", reveló Arístegui. Además, el CO2 está acidificando las aguas.

En cuanto a la recuperación de la zona, "habrá que ver qué capacidad de adaptación tienen las especies. Los individuos grandes no se van a adaptar en dos días, pero las bacterias, por ejemplo, que tienen unas tasas de renovación y crecimiento tremendas, se pueden acostumbrar a cambios en un plazo relativamente corto". Arístegui cree que, si cesa la erupción, en un año se habrá recuperado bastante la zona.