Los científicos han empezado a ver síntomas de cristalización en el material magmático que expulsa el volcán de El Hierro en la zona sur, en el Mar de Las Calmas, según confirmó el director general de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias, Juan Manuel Santana. La cristalización del material magmático es el síntoma que indica el proceso final de la erupción, que según esta teoría estaría dando sus primeros pasos en estos momentos en la fisura abierta junto a La Restinga. El norte, en Frontera, es otra cuestión distinta.

Los leves síntomas de cristalización en el magma que sale de las profundidades del volcán se han podido ver en los últimos materiales recogidos sobre la mancha de azufre que se expande a lo largo y ancho del Mar de Las Calmas. Se trataría de un indicio, aún inconsistente a todos los efectos, que podría suponer que la erupción submarina fisural podría estar iniciando un proceso de cierre de las bocas eruptivas abiertas, aunque es posible, teniendo en cuenta que hay una gran cantidad de magma en las profundidades, que se abran y cierren de forma paulatina en diferentes momentos.

Después de más de un mes de erupción submarina, se trataría de los primeros síntomas de finalización de este proceso, aunque aún se podría prolongar durante semanas e incluso meses, según las fuentes consultadas.

La señal de tremor, que los científicos asocian a la erupción de la zona sur, sigue con una intensidad más que considerable, lo que indica que el material magmático continúa su flujo de salida a pesar de que existan síntomas de cristalización.

El escenario de la zona norte, en Frontera, es harina de otro costal. Allí ayer se produjeron más de 30 terremotos que además fueron más intensos que el día anterior. Tres de ellos superaron los tres grados en la escala Richter y fueron sentidos por la población. El mayor se produjo a las 8.52 de la mañana y fue de 3,4 a 17 kilómetros. Por la tarde, los vecinos de la Isla sintieron otros dos de 3,1 y 3,2 respectivamente.

El grupo de científicos que trabaja en El Hierro aún espera que, en las próximas jornadas, se pueda registrar un seísmo cuya magnitud, incluso, pueda alcanzar los 4,8 grados en la escala Richter. Ello no es algo matemático, evidentemente, sino que forma parte de un cálculo de probabilidades en función de la evolución del proceso eruptivo del norte.