El actor estadounidense Willem Dafoe no sólo se lleva a casa una Lady Harimaguada de Honor del Festival de Cine. También, una guía en inglés sobre el Museo y Parque Arqueológico de la Cueva Pintada. El actor y su esposa, Giada Colagrande, aprovecharon su estancia en el festival para visitar el yacimiento aborigen. El matrimonio se quedó sin palabras.

La momificación, la vida cotidiana de los aborígenes, el emplazamiento arqueológico, su estado de conservación y la intervención que se había hecho en la Cueva para su accesibilidad despertó su curiosidad y asombro.

Carmen Gloria Rodríguez, investigadora y conservadora del Museo Arqueológico, además de cinéfila, fue la encargada de mostrar el pasado lunes a la pareja el yacimiento y responder a sus preguntas. "La visita fue un examen en toda regla", confiesa, ya que tanto el actor como la directora de cine se mostraron "muy observadores".

La visita se gestó sobre la marcha tras la proyección el pasado sábado de A woman, la cinta que fuera de concurso presentaba Colagrande en el festival. El representante del actor comentó a un miembro de la organización que la pareja estaba interesada en conocer el mundo prehispánico y le indicaron que tenían la posibilidad de ver el Museo Canario o la Cueva Pintada. La pareja optó por el yacimiento galdense.

Fue todo tan improvisado que la Cueva, que cierra los lunes, se abrió para que el intérprete de filmes como El paciente inglés, La última tentación de Cristo, Arde Mississippi o Spiderman conociera uno de los tesoros de la isla. Cuando la pareja se asomó a la terraza que permite visualizar los cerca de 5.000 metros cuadrados que tiene el yacimiento en su conjunto, Dafoe exclamó: incredible!

El matrimonio llegó puntual al yacimiento y durante más de una hora recorrió sus instalaciones. Es la primera vez que un actor de su categoría visita el yacimiento. Rodríguez señala que Dafoe y su mujer se mostraron encantadores y relajados. "Preguntaban mucho por la momificación y las diferencias que había entre Egipto y Canarias".

Durante la visita hubo tiempo para todo. Incluso para debatir sobre si los museos deberían devolver el patrimonio arqueológico expoliado a sus verdaderos países. Dafoe se mostró partidario "siempre y cuando puedan conservar el patrimonio".

También para la gastronomía. A Dafoe le había gustado el gofio y se sorprendió que la palabra fuera aborigen. Pero entre el mojo palmero que saborea en La Palma -cuando visita a su suegra- y el de Gran Canaria, se queda con el de la isla. Confesó que le gusta el garlic (ajo).