La filmografía de Jean-Pierre Léaud (París, 1944) está profundamente ligada a la de Truffaut, desde que protagonizó Los cuatrocientos golpes a los 13 años de edad, un título a partir del que pasa a identificarse con el propio François Truffaut, considerado desde entonces, prácticamente, como su alter ego.

En un texto titulado Jean-Pierre Léaud: un comediante alucinado, redactado para un homenaje a este actor celebrado en 1984, y recogido posteriormente en el libro Le plaisir des yeux, François Truffaut traza un retrato de Léaud, en el que afirma: "Jean-Pierre Léaud es un actor antidocumental, incluso cuando saluda nos deslizamos en la ficción, por no decir en la ciencia-ficción."

En las cintas que protagoniza, casi en la piel del realizador francés, existen trazas biográficas de Truffaut, tanto de su infancia problemática, incluyendo algún que otro robo insignificante, como de su madurez, donde hay muchas similitudes, por ejemplo con la vida sentimental de su mentor.

Su forma de improvisar, gesticular e interpretar, no pasan desapercibidas ni a la profesión, ni a la crítica, ni al espectador, son peculiaridades que han hecho que atesore tantos seguidores como detractores.

La imagen que tiene aquel que ha crecido con la idea de que la Nouvelle Vague es el súmmum de lo moderno es la de Léaud correteando en blanco y negro entre una montaña rusa de amores, pasión por el cine y pinceladas de intelectualidad literaria.