Ya queda muy poco para que entre en vigor la que es sin duda una de las reformas fiscales mayores de la democracia y que afectará al IRPF, Impuesto sobre la Renta de no Residentes, Impuesto de Sociedades y modificación del IVA, del Régimen Económico Fiscal de Canarias y de la Ley por la que se establecen determinadas medidas en materia de Fiscalidad Medioambiental. En un principio se ha destacado que esta reforma bajará los impuestos a 20 millones de contribuyentes, pero a medida que pasa el tiempo y se analiza la "letra pequeña" de la reforma no parece tan claro. De hecho, si analizamos los datos remitidos por el Gobierno a Bruselas la presión fiscal aumentará medio punto, hasta el 34,1%.

Reducción de tramos y situación familiar

Uno de los ejes principales de la reforma está en el IRPF y más concretamente en la reducción de tramos de siete a cinco en un proceso que se realizará en dos fases (una en 2015 y otra en 2016) y que cuando finalice establecerá el tipo mínimo del IRPF en el 19% (frente al 24,75% actual) y el máximo del 45% (frente al 52% de este año).

El primer tramo, para rentas inferiores a 12.450 euros, bajará del 24,75% al 20% en 2015 y al 19% en 2016. La que grava las rentas de entre 12.450 euros a 20.200 se situará en el 25% en 2015 y al 24% en 2015. Para las rentas de entre 20.200 y 35.200 euros, el tipo bajará al 31% el año que viene y al 30% en 2016, mientras que en las rentas de entre 35.200 y 60.000 euros la tarifa bajará al 39% en 2015 y al 37% en 2016. Finalmente, las rentas que superan los 60.000 euros tributarán a partir de 2015 a un tipo del 47%, que bajará al 45% en 2016.

Esta simplificación puede llevar a que en un primer momento muchas rentas de la clase media paguen más. Por ejemplo, para una base imponible de 15.000 euros, que ahora están en el tramo más bajo tributando al 24,75%, pasarán al segundo tramo (de 12.450 euros a 20.200 euros) con lo que en 2015 pagarán incluso algo más, el 25% (un 0,25% superior) para tener una rebaja bastante pequeña en el 2016, hasta el 24%. Peor pasará a muchos de los que están ahora en el siguiente tramo, por ejemplo quien gane 25.000 euros, de tributar actualmente en un 30% pasarán al tercer segmento con la nueva reforma y por tanto a pagar un 31% en 2015 (un 1% más), y en el mejor de los casos, en el 2016, quedarse tal y como están ahora.

La mejora en los impuestos dependerá principalmente de su situación personal, con un incremento en el mínimo familiar de hasta un 32% y nuevas bonificaciones que incluso se han mejorado desde que se anunció esta reforma. Entre estas están 3 impuestos "negativos" o categorías de beneficios sociales para familias y personas con discapacidad, familias con ascendientes dependientes y familias numerosas, recibiendo en cada uno de los casos 1.200 euros anuales que se podrán cobrar de forma anticipada a razón de 100 euros mensuales.

Otra cambio lo tienen los autónomos, no sólo por la rebaja del 15% de retención para las rentas inferiores a 15.000 euros (lo que limita mucho su acceso) que ya está vigente, sino por la reducción general, que pasa del 21% al 20% en 2015 y al 19% en 2016.

En ahorro también se reduce las retenciones en el mismo sentido. Actualmente hay tres tramos de tributación que se mantienen reduciendo los tipos. En el primero, hasta 6.000 euros bajará su tributación del 21% al 20% en 2015, y al 19% en 2016. Desde 6.000 hasta 50.000 euros, el tipo bajará hasta el 22% en 2015 y al 21% en 2016; a partir de 50.000 euros, el tipo de gravamen se situará en el 24% en el 2015, y en el 23% en 2016.

Cambios en los productos de previsión

En medio de los problemas que rodea actualmente nuestro sistema de pensiones (la Seguridad Social sigue usando el Fondo de Reserva para cubrir pagos) una parte importante de cualquier reforma debe apoyarse en los distintos productos financieros que complementen nuestra futura pensión, como así ha sido con diferentes medidas.

En primer lugar la creación de un nuevo producto de previsión los Planes de Ahorro 5, instrumentos de ahorro que garantizarán como mínimo un 85% de la inversión y que contarán con una exención fiscal sobre los rendimientos, si el rescate se produce después de al menos cinco años. Estos productos pueden adoptar un formato tanto de producto bancario como de seguro.

Si en un primer lugar suscito críticas por parte de las aseguradoras por el trato diferente en plazo que otro producto similar, los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS), esto se ha corregido, reduciendo también de 10 a 5 años su duración mínima, de forma que los rendimientos generados hasta la constitución de la renta se declaran exentos siempre que la primera prima satisfecha cumpla este plazo mínimo.

También se mejora la liquidez de los planes de pensiones con la inclusión de un nuevo supuesto, la antigüedad de más de 10 años de las aportaciones. De esta forma, podrá disponerse anticipadamente a las aportaciones de Planes de Pensiones, Planes de Previsión Social Empresarial, PPA y seguros concertados con mutuas de previsión que tengan más de 10 años de antigüedad, así como los rendimientos generados por las aportaciones.

Por último, los mayores de 65 años tienen otra ventaja fiscal, ya que tendrán exenta toda plusvalía por venta de un elemento patrimonial (ya sea inmueble u otro tipo de bien siempre que el importe obtenido con un límite máximo de 240.000 euros se reinvierta en la constitución de rentas vitalicias que complemente la pensión. Hasta ahora ya estaba exenta la venta de la vivienda habitual (principal bien) de los mayores de 65 años, y el cambio la extiende a todos tipos de bienes pero con la limitación señalada.

Subidas impositivas por la eliminación de reducciones

Pero no todos son buenas noticias, también se eliminan reducciones impositivas que suponen una subida de impuestos, importante para muchos casos.

El primero es el fin de la reducción por rescatar el plan de pensiones en forma de capital, empeorando el rescate al igual que se ha hecho con las aportaciones. A partir del 1 de enero de 2015 las aportaciones tendrán un límite de 8.000 euros por partícipe, sin importar su edad (antes se bonificaba cuando se acercaba la edad de jubilación) a la vez que se acaba con la reducción del 40% que se puede aplicar sobre el rescate en forma de capital para las aportaciones realizadas antes de 2007. La reforma fiscal de 2006 eliminó esta ventaja pero mantuvo la medida de forma retroactiva para las aportaciones realizadas antes del 31 de diciembre de este año, ahora se eliminan dejando un periodo transitorio de 2 años para que sigan beneficiándose los que están cerca de alcanzar la edad de jubilación.

Pero la mas importante es la supresión de los coeficientes de abatimiento. A partir del próximo año, la tributación por la venta de activos adquiridos antes de 1995 se multiplicará hasta por cuatro. Estos porcentajes reducían la elevada fiscalidad que sufren las plusvalías generadas durante muchos años para todo tipos de activos, de fondos de inversión, acciones, obras de arte y por supuesto los inmuebles, que es la que más pierde por una segunda medida, también se acaba con los coeficientes de corrección monetaria para la venta de vivienda, que tratan de enmendar el efecto de la inflación. Esta subida está llevando a que se esté incrementando los pisos a la venta, aunque algunos fiscalistas esperan que se de marcha atrás, aunque sea parcialmente en la tramitación en el Senado.

Sea de una forma u otra, lo que si tenemos son dos escasos meses para ver un cambio radical en nuestros impuestos.