El miedo a la deportación y la desesperación que les genera el bloqueo que sufren en los puertos y aeropuertos de Canarias está empujando a cada vez más inmigrantes fuera de los campamentos de la red humanitaria. Nadie sabe cuántos son, pero son cientos y malviven en la calle.
La espoleta fue el progresivo cierre de los hoteles que los acogían de forma temporal en el sur de Gran Canaria y el traslado de sus ocupantes al campamento de Las Raíces, en La Laguna, que desde su apertura se ha ganado la fama de ser el más duro, por su clima frío y húmedo. Decenas de inmigrantes se negaron a ir a Tenerife.
El temor a la deportación empuja a cientos de inmigrantes a vivir en la calle
El miedo a la deportación y la desesperación que les genera el bloqueo que sufren en los puertos y aeropuertos de Canarias está empujando a cada vez más inmigrantes fuera de los campamentos de la red humanitaria. Nadie sabe cuántos son, pero son cientos y malviven en la calle.
La espoleta fue el progresivo cierre de los hoteles que los acogían de forma temporal en el sur de Gran Canaria y el traslado de sus ocupantes al campamento de Las Raíces, en La Laguna, que desde su apertura se ha ganado la fama de ser el más duro, por su clima frío y húmedo. Decenas de inmigrantes se negaron a ir a Tenerife.
El temor a la deportación empuja a cientos de inmigrantes a vivir en la calle
El miedo a la deportación y la desesperación que les genera el bloqueo que sufren en los puertos y aeropuertos de Canarias está empujando a cada vez más inmigrantes fuera de los campamentos de la red humanitaria. Nadie sabe cuántos son, pero son cientos y malviven en la calle.
La espoleta fue el progresivo cierre de los hoteles que los acogían de forma temporal en el sur de Gran Canaria y el traslado de sus ocupantes al campamento de Las Raíces, en La Laguna, que desde su apertura se ha ganado la fama de ser el más duro, por su clima frío y húmedo. Decenas de inmigrantes se negaron a ir a Tenerife.
El temor a la deportación empuja a cientos de inmigrantes a vivir en la calle
El miedo a la deportación y la desesperación que les genera el bloqueo que sufren en los puertos y aeropuertos de Canarias está empujando a cada vez más inmigrantes fuera de los campamentos de la red humanitaria. Nadie sabe cuántos son, pero son cientos y malviven en la calle.
La espoleta fue el progresivo cierre de los hoteles que los acogían de forma temporal en el sur de Gran Canaria y el traslado de sus ocupantes al campamento de Las Raíces, en La Laguna, que desde su apertura se ha ganado la fama de ser el más duro, por su clima frío y húmedo. Decenas de inmigrantes se negaron a ir a Tenerife.
El temor a la deportación empuja a cientos de inmigrantes a vivir en la calle
El miedo a la deportación y la desesperación que les genera el bloqueo que sufren en los puertos y aeropuertos de Canarias está empujando a cada vez más inmigrantes fuera de los campamentos de la red humanitaria. Nadie sabe cuántos son, pero son cientos y malviven en la calle.
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El temor a la deportación empuja a cientos de inmigrantes a vivir en la calle
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El temor a la deportación empuja a cientos de inmigrantes a vivir en la calle
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El temor a la deportación empuja a cientos de inmigrantes a vivir en la calle
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