
Ver más galerías relacionadas
José Carlos Guerra
Ver galería >Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
José Carlos Guerra
Los últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.
Noticia guardada en tu perfil
Ver noticias guardadasLos últimos 365 días de Pedro Luis Domínguez Quevedo han sido asombrosos. No sólo por haberse posicionado como el único artista español capaz de mirar de frente a Rosalía, sino también por no haberse dejado avasallar por esa vorágine. Tiene 21 primaveras y lo lógico hubiese sido lo contrario. Pero no. Este joven de Las Palmas de Gran Canaria ha sabido enraizar sus pies en el suelo con tanto brío que las millonarias cifras que mueve a su alrededor no han logrado sacarle de su barrio.