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Andrés Cruz
Ver galería >Apisonadora colchonera y el nacimiento de una estrella. Descargo y pillería ante Fernando Torres. El Atlético de Madrid del Niño se dio un baño de autoestima y fútbol con un primer acto sublime (2-6) para seguir su rumbo copero. Dejó encarrilado el pase a los cuartos de final ante un Juvenil de la UD Las Palmas superado por los acontecimientos. De los nervios a un ejercicio de rabia. A la media hora, Raúl Martín agitó el banquillo y saltó Johan Guedes al verde sintético. Apunten este nombre. Johan 'Luz' Guedes. Este diablillo de Valsequillo le dio otro aire al pulso y elevó la cuota de resistencia amarilla, que incluso tuvo opciones de igualar el encuentro al inicio del segundo tiempo. Bajo un manto de lluvia, para elevar la épica, la UD lució amor propio y siempre creyó en el milagro, pero la capacidad de exterminio rojiblanca resultó incuestionable.
ANDRÉS CRUZ
Apisonadora colchonera y el nacimiento de una estrella. Descargo y pillería ante Fernando Torres. El Atlético de Madrid del Niño se dio un baño de autoestima y fútbol con un primer acto sublime (2-6) para seguir su rumbo copero. Dejó encarrilado el pase a los cuartos de final ante un Juvenil de la UD Las Palmas superado por los acontecimientos. De los nervios a un ejercicio de rabia. A la media hora, Raúl Martín agitó el banquillo y saltó Johan Guedes al verde sintético. Apunten este nombre. Johan 'Luz' Guedes. Este diablillo de Valsequillo le dio otro aire al pulso y elevó la cuota de resistencia amarilla, que incluso tuvo opciones de igualar el encuentro al inicio del segundo tiempo. Bajo un manto de lluvia, para elevar la épica, la UD lució amor propio y siempre creyó en el milagro, pero la capacidad de exterminio rojiblanca resultó incuestionable.
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Apisonadora colchonera y el nacimiento de una estrella. Descargo y pillería ante Fernando Torres. El Atlético de Madrid del Niño se dio un baño de autoestima y fútbol con un primer acto sublime (2-6) para seguir su rumbo copero. Dejó encarrilado el pase a los cuartos de final ante un Juvenil de la UD Las Palmas superado por los acontecimientos. De los nervios a un ejercicio de rabia. A la media hora, Raúl Martín agitó el banquillo y saltó Johan Guedes al verde sintético. Apunten este nombre. Johan 'Luz' Guedes. Este diablillo de Valsequillo le dio otro aire al pulso y elevó la cuota de resistencia amarilla, que incluso tuvo opciones de igualar el encuentro al inicio del segundo tiempo. Bajo un manto de lluvia, para elevar la épica, la UD lució amor propio y siempre creyó en el milagro, pero la capacidad de exterminio rojiblanca resultó incuestionable.
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Apisonadora colchonera y el nacimiento de una estrella. Descargo y pillería ante Fernando Torres. El Atlético de Madrid del Niño se dio un baño de autoestima y fútbol con un primer acto sublime (2-6) para seguir su rumbo copero. Dejó encarrilado el pase a los cuartos de final ante un Juvenil de la UD Las Palmas superado por los acontecimientos. De los nervios a un ejercicio de rabia. A la media hora, Raúl Martín agitó el banquillo y saltó Johan Guedes al verde sintético. Apunten este nombre. Johan 'Luz' Guedes. Este diablillo de Valsequillo le dio otro aire al pulso y elevó la cuota de resistencia amarilla, que incluso tuvo opciones de igualar el encuentro al inicio del segundo tiempo. Bajo un manto de lluvia, para elevar la épica, la UD lució amor propio y siempre creyó en el milagro, pero la capacidad de exterminio rojiblanca resultó incuestionable.
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Apisonadora colchonera y el nacimiento de una estrella. Descargo y pillería ante Fernando Torres. El Atlético de Madrid del Niño se dio un baño de autoestima y fútbol con un primer acto sublime (2-6) para seguir su rumbo copero. Dejó encarrilado el pase a los cuartos de final ante un Juvenil de la UD Las Palmas superado por los acontecimientos. De los nervios a un ejercicio de rabia. A la media hora, Raúl Martín agitó el banquillo y saltó Johan Guedes al verde sintético. Apunten este nombre. Johan 'Luz' Guedes. Este diablillo de Valsequillo le dio otro aire al pulso y elevó la cuota de resistencia amarilla, que incluso tuvo opciones de igualar el encuentro al inicio del segundo tiempo. Bajo un manto de lluvia, para elevar la épica, la UD lució amor propio y siempre creyó en el milagro, pero la capacidad de exterminio rojiblanca resultó incuestionable.
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