La calima reduce la visibilidad en los aeropuertos de las islas más orientales del archipiélago canario. En el aeropuerto César Manrique-Lanzarote el polvo en suspensión disminuye la visibilidad más allá de los 3.400 metros, 2.300 metros en Fuerteventura y 4.500 metros en Gran Canaria.