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El cementerio de Vegueta ha sido testigo de las epidemias históricas en Gran Canaria. La construcción del camposanto más antiguo de la capital comenzó en 1811, año en el que la fiebre amarilla causó una gran mortandad en Las Palmas de Gran Canaria. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), atesora auténticas joyas funerarias propias del siglo XIX. Aunque la mayor parte de las más de 2.000 víctimas mortales del cólera de 1851 acabaron en fosas comunes por carecer de recursos, el cementerio conserva varios sepulcros con las fechas gravadas de aquel trágico verano en el que la economía y la sociedad isleña quedaron diezmadas.
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El cementerio de Vegueta ha sido testigo de las epidemias históricas en Gran Canaria. La construcción del camposanto más antiguo de la capital comenzó en 1811, año en el que la fiebre amarilla causó una gran mortandad en Las Palmas de Gran Canaria. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), atesora auténticas joyas funerarias propias del siglo XIX. Aunque la mayor parte de las más de 2.000 víctimas mortales del cólera de 1851 acabaron en fosas comunes por carecer de recursos, el cementerio conserva varios sepulcros con las fechas gravadas de aquel trágico verano en el que la economía y la sociedad isleña quedaron diezmadas.
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El cementerio de Vegueta ha sido testigo de las epidemias históricas en Gran Canaria. La construcción del camposanto más antiguo de la capital comenzó en 1811, año en el que la fiebre amarilla causó una gran mortandad en Las Palmas de Gran Canaria. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), atesora auténticas joyas funerarias propias del siglo XIX. Aunque la mayor parte de las más de 2.000 víctimas mortales del cólera de 1851 acabaron en fosas comunes por carecer de recursos, el cementerio conserva varios sepulcros con las fechas gravadas de aquel trágico verano en el que la economía y la sociedad isleña quedaron diezmadas.
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El cementerio de Vegueta ha sido testigo de las epidemias históricas en Gran Canaria. La construcción del camposanto más antiguo de la capital comenzó en 1811, año en el que la fiebre amarilla causó una gran mortandad en Las Palmas de Gran Canaria. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), atesora auténticas joyas funerarias propias del siglo XIX. Aunque la mayor parte de las más de 2.000 víctimas mortales del cólera de 1851 acabaron en fosas comunes por carecer de recursos, el cementerio conserva varios sepulcros con las fechas gravadas de aquel trágico verano en el que la economía y la sociedad isleña quedaron diezmadas.
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El cementerio de Vegueta ha sido testigo de las epidemias históricas en Gran Canaria. La construcción del camposanto más antiguo de la capital comenzó en 1811, año en el que la fiebre amarilla causó una gran mortandad en Las Palmas de Gran Canaria. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), atesora auténticas joyas funerarias propias del siglo XIX. Aunque la mayor parte de las más de 2.000 víctimas mortales del cólera de 1851 acabaron en fosas comunes por carecer de recursos, el cementerio conserva varios sepulcros con las fechas gravadas de aquel trágico verano en el que la economía y la sociedad isleña quedaron diezmadas.
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El cementerio de Vegueta ha sido testigo de las epidemias históricas en Gran Canaria. La construcción del camposanto más antiguo de la capital comenzó en 1811, año en el que la fiebre amarilla causó una gran mortandad en Las Palmas de Gran Canaria. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), atesora auténticas joyas funerarias propias del siglo XIX. Aunque la mayor parte de las más de 2.000 víctimas mortales del cólera de 1851 acabaron en fosas comunes por carecer de recursos, el cementerio conserva varios sepulcros con las fechas gravadas de aquel trágico verano en el que la economía y la sociedad isleña quedaron diezmadas.
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El cementerio de Vegueta ha sido testigo de las epidemias históricas en Gran Canaria. La construcción del camposanto más antiguo de la capital comenzó en 1811, año en el que la fiebre amarilla causó una gran mortandad en Las Palmas de Gran Canaria. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), atesora auténticas joyas funerarias propias del siglo XIX. Aunque la mayor parte de las más de 2.000 víctimas mortales del cólera de 1851 acabaron en fosas comunes por carecer de recursos, el cementerio conserva varios sepulcros con las fechas gravadas de aquel trágico verano en el que la economía y la sociedad isleña quedaron diezmadas.
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El cementerio de Vegueta ha sido testigo de las epidemias históricas en Gran Canaria. La construcción del camposanto más antiguo de la capital comenzó en 1811, año en el que la fiebre amarilla causó una gran mortandad en Las Palmas de Gran Canaria. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), atesora auténticas joyas funerarias propias del siglo XIX. Aunque la mayor parte de las más de 2.000 víctimas mortales del cólera de 1851 acabaron en fosas comunes por carecer de recursos, el cementerio conserva varios sepulcros con las fechas gravadas de aquel trágico verano en el que la economía y la sociedad isleña quedaron diezmadas.
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El cementerio de Vegueta ha sido testigo de las epidemias históricas en Gran Canaria. La construcción del camposanto más antiguo de la capital comenzó en 1811, año en el que la fiebre amarilla causó una gran mortandad en Las Palmas de Gran Canaria. Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), atesora auténticas joyas funerarias propias del siglo XIX. Aunque la mayor parte de las más de 2.000 víctimas mortales del cólera de 1851 acabaron en fosas comunes por carecer de recursos, el cementerio conserva varios sepulcros con las fechas gravadas de aquel trágico verano en el que la economía y la sociedad isleña quedaron diezmadas.
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