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Grupillos de jóvenes dispersos en busca de churros para arrancar el año como marca la tradición y alguna que otra persona haciendo deporte o paseando al perro fueron los pocos habitantes que esta mañana se podían ver en las calles para recibir los primeros rayos de sol de 2022 en otro fin de año atípico, y ya van dos, sin celebraciones multitudinarias y con la ciudad casi desierta, con menos gente incluso que uno domingo normal.
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