Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.
Deterioro del edificio de viviendas sociales grupo Sanz Orrio,en La Isleta
Andrés Cruz
Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.
Deterioro del edificio de viviendas sociales grupo Sanz Orrio,en La Isleta
Andrés Cruz
Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.
Deterioro del edificio de viviendas sociales grupo Sanz Orrio,en La Isleta
Andrés Cruz
Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.
Deterioro del edificio de viviendas sociales grupo Sanz Orrio,en La Isleta
Andrés Cruz
Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.
Deterioro del edificio de viviendas sociales grupo Sanz Orrio,en La Isleta
Andrés Cruz
Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.
Deterioro del edificio de viviendas sociales grupo Sanz Orrio,en La Isleta
Andrés Cruz
Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.
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Andrés Cruz
Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.
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Andrés Cruz
Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.
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Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.
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Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.
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Andrés Cruz
Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.
Caída de cascotes, humedades y rajones en los que se pueden hasta meter los dedos. «El miedo que tenemos es bárbaro», señala María del Carmen Pérez Rodríguez, vecina de los edificios de Sanz Orrio. Construidos en los años 50, este grupo de 168 viviendas situadas en La Isleta llevan años pendientes de rehabilitación.