El corazón turístico de La Palma, Puerto Naos, es un barrio fantasma. Las viviendas están vacías; y los negocios, abandonados. Todo empieza a deteriorarse. Los hosteleros piden un plan específico para su situación ya que sus negocios siguen en pie y no pueden acogerse a las ayudas. Esta es solo una pequeña parte del gran trabajo que queda por hacer para la reconstrucción de la isla. Cerca de 2.000 personas no han podido volver a sus casas casi diez meses después de la erupción del volcán.