El Regimiento de Infantería Soria 9 tributó ayer en la zona de La Herradura, en el municipio de Puerto del Rosario, un homenaje a los siete militares que fallecieron hace 18 años tras caer un helicóptero al chocar contra unos cables de alta tensión. Una edición más, militares y autoridades se dieron cita para conmemorar aquella efemérides y recodar a los muertos.

El coronel del citado estamento castrense, José Antonio Leiva Lobato, presidió el acto de homenaje, al que asistieron el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera, el alcalde de Puerto del Rosario, Marcial Morales y el director insular del Estado, José Medina, así como otros cargos militares, representantes de las fuerzas y cuerpos del Estado y militares veteranos.

Una unidad del Regimiento Soria 9 desfiló ante la tribuna de invitados y depositó una corona de flores ante el monolito que se erigió en la zona en memoria de los siete militares muertos.

El 16 de noviembre de 1994 se produjo el fatal accidente cuando la aeronave, del Batallón de Helicópteros de Maniobra número 6 del Ejército de Tierra, con base en Los Rodeos, en la isla de Tenerife, hacía un vuelo rasante sobre el barranco de La Herradura, cuando una de sus palas se enganchó a los cables de alta tensión y se estrelló. El helicóptero participaba en los ejercicios Beta, incluidos en el Plan General de Instrucción y Adiestramiento, que desarrollaba el Tercio Don Juan de Austria de La Legión, entonces con guarnición en Puerto del Rosario. Las maniobras, que se habían iniciado dos días antes, fueron suspendidas.

Cuatro de las víctimas eran legionarios y las otras tres del Batallón de helicópteros de Tenerife. Los fallecidos fueron el capitán piloto Carlos Rocha Castilla, natural de Ceuta; el sargento piloto Ramón Menchón Pellicer, originario de Murcia; el sargento mecánico José María Plaza Martín-Albo, de Ciudad Real; el capitán Jorge Castillo Wandosell, madrileño y jefe de la primera compañía de la VII Bandera del Tercio Don Juan de Austria; el sargento legionario Santiago Palacios Páez, de Badajoz; el cabo de la Legión José Ángel Gómez Crespo, natural de Alicante, y el legionario Ángel Carlos Guisado Burgos, nacido en Cáceres. Todos ellos eran militares profesionales, excepto Ángel Carlos Guisado, que cumplía su servicio militar en la Legión.

Tras el impacto el aparato quedó reducido a un amasijo de hierros, mientras que los restos de cinco de los ocupantes quedaron esparcidos en un radio de cien metros, falleciendo en el acto, y los dos restantes murieron cuando se procedía a su rescate ya que sufrieron importantes heridas.

El accidente causó una enorme consternación en la isla y en todo el país, no en vano fue el más grave de un helicóptero militar en los últimos 10 años en aquella época.