La temible enfermedad hemorrágica vírica (VHD) ha vuelto de nuevo a ser estragos entre la población de conejos tantos silvestres como domésticos. Los cazadores han alertado de la presencia de numerosos cadáveres en el campo en toda la geografía insular.

No es la primera vez que las poblaciones de conejos se ven afectados por esta enfermedad. El virus que la produce se ha asentado en el territorio majorero y no hay año que no afecta a los citados mamíferos.

Algunos ejemplares han sido remitidos, tanto a través del Cabildo de Fuerteventura como por iniciativa privada de algunos cazadores, a laboratorios de la Península para la necropsia y posterior análisis. El resultado ha sido el mismo: la enfermedad hemorrágica vírica.

El citado virus se transmite por vía directa, a través del aire y los conejos muertos presentan restos de sangre por las fosas nasales manchando el hocico del animal. Sin embargo, este signo no es constante muchos de estos mamíferos muertos por esta enfermedad no lo exhiben.

El desánimo en los cazadores es mayúsculo no solo por la mencionada enfermedad sino por la sequía que azota a la isla desde hace años que ha provocado una importante reducción de las especies cinegéticas. A pesar de ello, el colectivo decidió la apertura de la temporada de caza. Desde hoy se autoriza el uso de la escopeta para las aves a excepción del conejo ante la grave situación por la que atraviesa esta especie.

El debate entre el colectivo de cazadores está servido respecto a la vacuna que se le pone a los conejos silvestres tras ser capturados en las Reservas de Caza para su posterior liberación. Hay quienes opinan que la misma es ineficaz. Otros dicen lo contrario.