Liliya Zhelyazkova tiene 40 años, es de Bulgaria y son conocidos sus deslumbrantes trajes de gala. Sus vestidos son auténticas joyas y casa día recibe nuevos pedidos. Una costurera que aprendió el oficio de su abuelo Jordan Ivanov, un modisto de Sliven que tenía su propio taller hasta la llegada del comunismo. Creció entre telas e hilos y ahora desea dedicarse profesionalmente a trabajar en lo que más le gusta: el diseño de moda. Una profesión que parece del siglo pasado, pero que ella quiere conservar porque cree que "el trabajo de costurera no está reñido con los centros comerciales y las grandes cadenas textiles".

"Mi sueño sería crear mi propia firma de ropa y llegar a desfilar mi colección en las pasarelas", afirma Liliya Zhelyazkova. Dedica parte de su tiempo a ver programas y revistas de moda, y disfruta con el dibujo de patrones y las nuevas tendencias de moda.

Comenzó a coser siendo casi una niña junto a su abuelo, que fue sastre de ropa de caballero en Bulgaria, y "con siete años quería coser los trajes de mis muñecas a máquina, pero mi abuelo no me dejaba por si la rompía" recuerda. Solía esperar a que saliera a la calle para ocupar su lugar y aprender a tejer sus prendas favoritas. Los recuerdos de la infancia afloran en su cabeza y con siete años ya manejaba la máquina como soltura. En la actualidad Liliya se ha sacado el carné de artesana para poder trabajar en lo que le apasiona.

"La costura es mi vida, viene de tradición familiar, mi madre también es buena, pero nunca se ha dedicado profesionalmente", señala. Tras llegar a Fuerteventura hace 12 años con sus hermanas y sus padres siempre ha buscado empleo en comercios textiles.

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