Los investigadores del caso del abusador de Besay, que ha concluido con la detención del director de la batucada infantil, Eduardo Paz Alcalde, sitúan la mayor parte de los abusos en la finca del también empresario, en un complejo en Morro Jable y en un local donde daba clases particulares. También sospechan que los tocamientos a los menores se vienen produciendo desde hace al menos tres años, fecha de la constitución del citado grupo infantil. El juez decretó el viernes el ingreso en prisión de Paz por un delito contra la libertad e indemnidad. El empresario quedó recluido en los calabozos de la Policía Local de Puerto del Rosario y hoy será trasladado hasta Lanzarote para su ingreso en el Centro Penitenciario de Tahíche.

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La Delegada del Gobierno en Canarias, María del Carmen Hernández Bento, anunció ayer desde Teror, adonde acudió para asistir a la romería ofrenda a la Virgen del Pino, que Eduardo Paz ya se encontraba preso en la cárcel lanzaroteña. Sin embargo, fuentes consultadas por este periódico sitúan todavía al presunto pederasta en la capital majorera a la espera de su traslado, que será realizado por agentes de la Guardia Civil, que se encargará de su custodia y protección hasta la cárcel.

El detenido organizaba diversos campamentos con los niños del grupo carnavalero y aprovechaba estos encuentros, que llegaban a durar varios días, para llevar a cabo los abusos sexuales, según denunciaron los padres y los menores ante los agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y que posteriormente ratificaron ante el juez sustituto del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Puerto del Rosario, Beltrán Calatayud.

La finca del empresario acusado de presuntos abusos a menores se encuentra en la zona de Zurita, a medio millar de metros del cementerio de Puerto del Rosario. En el interior de la misma se ubica una vivienda con varias habitaciones y un porche donde se realizaban los asaderos y las reuniones de grupo. Además, en su exterior cuenta con una piscina prefabricada y numerosos árboles frutales.

Allí organizó el último campamento que culminó el pasado 31 de agosto. Al día siguiente la confesión de una menor a sus padres de que le dolían sus partes íntimas por el champú que usó Eduardo cuando la bañaba y que las invitaba a desnudarse para ponerles una vacuna contra las pulgas que había en la finca, destapó el escándalo. Las familias comenzaron a comunicarse y a preguntar a sus hijos, que coincidieron con la versión de su compañera. Luego acudieron a la comisaría de policía de Puerto del Rosario para denunciar los hechos ante el Servicio de Atención a la Familia (SAF).

Silencio

Los vecinos que residen próximos a la finca de Eduardo Paz guardan silencio. La presencia casi constante de medios de comunicación en la zona desde que saltara el escándalo del abusador de Besay ha originado un pacto de silencio y una huida de los periodistas. Solo una mujer, que pidió mantener el anonimato, se atrevió a hablar para este periódico. "Veíamos con frecuencia a niños en la finca, especialmente los fines de semana, pero nunca presencié nada anormal. Eduardo era muy amable y educado con mi familia. Se le veía regando sus árboles y arreglando el jardín, pero nunca pudimos ver nada fuera de lo normal que levantara sospechas. Nos llevamos una sorpresa enorme cuando lo vimos en los medios de comunicación. Es muy fuerte", señaló la vecina.

Por su parte, uno de los padres de los niños afectados, que también interpuso una denuncia en la policía contra el empresario y director de la batucada, reconoció la satisfacción de todas las familias "por la decisión del juez de meter en la cárcel a este personaje. Ha sido una decisión acertada de su señoría porque si lo llegan a poner en libertad hubiera pasado alguna desgracia, tanto para Eduardo como para nosotros".