Enmanuella, la hija de Alí y Lucie, de 11 años, que reside en Puerto del Rosario con su familia desde hace unos meses, tenía el presentimiento que ayer iba a ser una jornada especial tras el drama padecido en las últimas semanas. Se levantó más temprano de lo habitual. Eso alertó al amigo de la familia costamarfileña que se quedó al cuidado de la niña durante la ausencia de Lucie. Apenas quiso desayunar, solo tomó un sorbo de zumo de melocotón y una pequeña ensaimada que no terminó de consumirla. En el trayecto hacia el colegio donde se encuentra matriculada no pudo reprimir sus lágrimas. Le pidió al amigo de la familia que la llevó al colegio que le dijera si por fin iban a entregar a su hermano Adou a su madre y si su padre sería liberado. Tras la respuesta afirmativa, la niña se recostó en el cabezal del sillón del coche, cerró sus ojos y susurró "Grâce à Dieu. Tout remettre ensemble" ( Gracias a Dios. Todos volveremos a estar juntos). Luego explotó a llorar desconsoladamente. La historia de los Ouattara ha tenido un final feliz. Hoy, Enmanuella podrá abrazar a su padres y a Adou. Antonio Cabrera
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