Fuerteventura no olvida la tragedia de las maniobras Maxorata 72, donde murieron 13 paracaidistas y 56 resultaron heridos. Estos ejercicios castrenses han marcado la historia militar de la isla majorera. Cuarenta y cuatro años después de aquel fatídico día, los paracaidistas volvieron ayer, como cada año, a su cita anual en los Llanos de Muchichafe, en las cercanías del pueblo de Tefía, para recordar a los compañeros que perdieron su vida. Algunos vecinos que vivieron en primera persona aquel fatídico día no han podido borrar de sus memorias, a pesar de los años transcurridos, las dantescas imágenes de muertos y cuerpos mutilados esparcidos por las gavias y los cercados, incluso algunos militares quedaron enganchados sobre las higueras y otros árboles.
El acto castrense estuvo presidido por el coronel del Regimiento de Infantería Soria 9, José Ignacio García del Olmo, al que también asistieron el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Marcial Morales; el alcalde de Puerto del Rosario, Nicolás Gutiérrez; el excoronel Rodolfo García Rocha, presidente de la Asociación de Veteranos Paracaidistas de Canarias (Vepacan), así como una representación de la Brigada Paracaidista VI, con base en Paracuellos del Jarama (Madrid) al mando de un teniente coronel. También presenciaron el acto militar un grupo de alumnos del Colegio Público García Blairzy de Gran Tarajal.
A primera hora de la mañana del 11 de abril de 1972 despegaron desde la Base Aérea de Gando rumbo a Fuerteventura cinco aviones DC3 con 90 paracaidistas perteneciente a la Bandera Roger de Flor. El objetivo del ejercicio era convertir a Tefía en un improvisado campo de batalla. Sin embargo, el resultado final fue completamente distinto: muerte, sangre y dolor. Una trilogía que se extiende en el tiempo y que no logra borrarse de la memoria ni de los majoreros ni de los militares.
Cuando los aviones sobrevolaban la isla majorera el temporal de viento estremecía a los aparatos. A pesar de ello, los mandos dieron la orden a los paracaidistas de saltar al vacío.
Los fallecidos fueron los sargentos Francisco Lozano y Miguel Moral, y los legionarios paracaidistas Antonio Medina, Antonio Matamoros, Basilio Cuesta, Feliciano Domínguez, Francisco Lozano, José Fernández, José Rodríguez, Juan Jurado, Manuel Gómez, Rafael Martín y Paulino Carretero.
En el monolito que se erige en Tefía en memoria de los militares fallecidos se depositó una corona de flores a los acordes de la Banda de Música del Soria 9 y de las canciones La muerte no es el final y la oración paracaidista.
