La aparición de la virgen de la Aldeíta, una pieza de pequeñas dimensiones, apenas 22 centímetros, tallada en madera con tonalidades oscuras hizo presagiar un gran descubrimiento. No sólo por el lugar en el que fue descubierta, en un tubo volcánico situado dentro del Malpaís de la Arena, una de las zonas sagradas para los majos, también por el material con el que estaba hecho, roble o castaño, dos variedades que no existían en las islas y que necesariamente convertían a esta virgen en una de esas imágenes antiguas, tal vez la primera que trajeron los conquistadores a Canarias.

El experto en arte sacro, y delegado del Patrimonio Diocesano de Canarias, José Lavandera, en un amplio estudio sobre las imágenes marianas detalla de forma especial las características de esta pieza así como las circunstancias de su descubrimiento.

En 1952, unos jóvenes del pueblo de La Oliva encontraron una virgen María en el interior de la cueva La Aldeíta, de ahí su nombre. Daniel Morales en compañía de Antonio Fleitas aclararon que la imagen se encontraba oculta bajo algunas capas de tierra. Al final del tubo volcánico también vieron, según sus palabras, "otro santo grabado en una piedra". Este último hallazgo sigue sin aparecer, a pesar de los reiterados intentos de otros especialistas como María Antonia Perera, doctora en Prehistoria, por localizarlo.

Para saber algo más sobre las características de La Aldeíta se envía una muestra al laboratorio del Roya1 Botanic Gardens a cargo del doctor Lawrence. Lavandera especifica que esta gestión fue llevada a cabo por David Bramwel y Víctor Montelongo del Jardín Botánico Viera y Clavijo de Gran Canaria. Los expertos certifican que el material enviado corresponde a una especie de castaño o roble. Este hallazgo supone que la virgen puede proceder o de Normandía o de las Baleares.

Falta por determinar la época en la que se realizó la imagen. Una de las teorías que se barajaron es que la virgen de la Aldeíta podría ser anterior a la virgen de la Peña. Una prueba reciente de carbono 14 hecho a esta talla demostró que puede ser coetánea de la patrona de Fuerteventura, pero no anterior a la histórica figura de alabastro, que apareció en el barranco de Malpaso.

José Lavandera señala que en ningún caso el carbono 14 es una prueba excesivamente exacta, pero sí determinó que la virgen de la Aldeíta tiene una antigüedad que la sitúa entre el 1460 y el 1660. La Peña es de 1404.

Lo que sigue resultando un gran enigma tiene que ver con el lugar en el que apareció la talla, un área considerada sagrada para los majos. Como señala la historiadora, María Antonia Perera, los monjes que venían con los conquistadores sabían que una forma de ganarse a la población aborigen podía ser a través de la religión, colocar una talla cristiana en uno de sus espacios mágicos podía resultar una gran estrategia para ganar su curiosidad y vencer su oposición ante los nuevos señores que llegaban a su tierra.

Lavandera López también se plantea en el estudio sobre esta pieza una serie de interrogantes, que siguen sin ser despejados, "El misterio sigue cerniéndose sobre esta pequeña imagen: ¿Llegó con alguna de las expediciones mallorquinas o normandas? ¿Fue reutilizada por los aborígenes en su entorno socio-religioso? ¿Se ocultó por manos cristianas ante las repetidas incursiones de piratas?... Cualquier luz que se arroje en el estudio de esta cuestión puede aportar un pequeño pero interesante grano de arena al conocimiento de las relaciones etnoculturales del entorno aborigen canario".