Cuando Daisy llegó, hace ya 14 años, a su hogar en Las Palmas de Gran Canaria, dentro de una cajita un día de Reyes, mostró su nobleza desde el primer momento. Ha crecido en el entorno de una familia que siempre la ha querido y cuidado, desde el más pequeño, compañero de travesuras, hasta la matriarca de la familia, Isabel Peña Ruiz, con 82 primaveras, que hoy sufre su extravío. La perrita, de avanzada edad y casi sin visión, se escapó ayer lunes 21 de agosto, alrededor de las 19.00 horas, de la casa que la familia tiene en Fuerteventura, concretamente en el pueblo de Tefía.

“Entré a casa de mi tía un momento y cuando volvía a casa de mi madre, ya no estaba”, explica con la voz entrecortada Primitiva Saavedra, una de sus dueñas y responsable del animal en la isla vecina. Tanto ella como sus hermanos y tíos han rastreado toda la zona, pero no hay rastro de Daisy. Sólo una vecina la vio cerca de la casa unas horas después de su pérdida, “pero asegura que no se dejó coger, porque estaba muy asustada”, agrega Saavedra.

Por las montañas de los alrededores, entre los barrancos, en las casas cercanas y hasta la carretera, todo peinado de arriba abajo y la perrita sigue sin aparecer. “Me da mucha pena del animalito, sobre todo pensar que está por ahí sola sin comer y con este calor tan grande que hace sin agua”, apunta Isabel Peña con preocupación.

Tefía no es un pueblo demasiado grande y, además, esta familia tiene su casa en una zona bastante apartada del núcleo. Tierra alrededor y otra vivienda a unos metros de distancia, el resto está situado a kilómetros. “Está mayor, tiene 14 años, y estará desorientada, no creemos que haya podido llegar muy lejos, pero como está asustada, no sabemos qué ha podido pasar”, agrega Saavedra con esperanzas de que alguien la haya encontrado y esté bien.

Todos quieren a Daisy. A pesar de que la raza yorkshire suele llevar consigo, en muchas ocasiones, algo de mal humor incluido, esta perrita cuidada y querida desde que llegó al hogar familiar, “es muy mansa, tranquila, muy cariñosa y le encanta estar con los niños, aunque ya la edad la mantiene más tiempo echada en su camita”, señala su responsable.

Cuando desapareció tenía un collar de color azul con cuadros y un cascabel, el mismo que suele anunciar por la casa que está cerca o que algún pequeño la está molestando. Además, tiene chip y su cartilla en regla, todo a nombre de dueña principal, Isabel Torres Saavedra, que vive estos momentos con angustia desde Gran Canaria.

Lo único que esperan es que Daisy vuelva, sana y salva, y que pueda pasar su vejez en su hogar de toda la vida, con el amor que siempre la ha abrazado y las caricias de la matriarca, capaz de llenar corazones, cuando ambas coinciden en la siesta.

La familia hace un llamamiento a los vecinos de Fuerteventura, especialmente en la zona de Tefía y Antigua, y piden que si la han visto o la han encontrado, se pongan en contacto con este periódico para acompañar la historia de Daisy -que siempre ha sido bonita- de un final feliz.