La consejera de Política Territorial, Sostenibilidad y Seguridad del Gobierno de Canarias, Nieves Lady Barreto, ha asegurado este lunes que "ya no hay fugas" de hidrocarburos en el muelle de Gran Tarajal (Fuerteventura) gracias a la intervención de los buzos de la Armada, así como a la dispersión realizada por embarcaciones tanto del Instituto Armado como de Salvamento Marítimo.

El Consejo de Gobierno ha aprobado un decreto de ayudas para paliar los daños causados por las cinco borrascas que han azotado en las últimas semanas al Archipiélago y que han dejado daños en zonas agrícolas, así como en el puerto de Gran Tarajal, entre otros.

La situación en el muelle de Gran Tarajal acaba con el hundimiento de cuatro embarcaciones, mientras otras cuatro quedan encalladas o a la deriva y una permanece amarrada, además del hundimiento de una retroexcavadora y diverso material, provocando un derrame de hidrocarburos dentro de las aguas del muelle que estaba compuesto, principalmente, por aceites procedentes de la maquinaria que portaban las embarcaciones y gasoil.

Actualmente se han retirado 30 toneladas de residuos a través de un sistema de mantas absorbentes reutilizables que se están usando con éxito en Gran Tarajal por primera vez en Europa. En cuanto al estado de las embarcaciones, hay una amarrada, una extraída, otra reflotada, una embarcación en proceso de ser reflotada y cinco hundidas.

En relación con ello, apuntó que la colocación estos días de barreras de contención han permitido mantener la mayor parte del derrame dentro de los márgenes del muelle y las manchas de gasoil salidas al mar se han disuelto tras los trabajos de dispersión de Salvamento Marítimo, de la Armada y de voluntarios, sin llegar a la costa.

Barreto incidió en que la "prioridad" de los trabajos que se están desarrollando se centra en la retirada de la maquinaria contaminante del mar y en taponar las filtraciones de combustible, apuntando que durante la mañana de este lunes, los técnicos están realizando el vaciado de "un tanque de 800 litros de aceite hidráulico que ha quedado fuera del agua con la marea baja".

Finalmente, avanzó que el doctor Jesús Cisneros, que ya dirigió las labores tras el hundimiento del Prestige, será el responsable de los aspectos medioambientales del operativo; mientras que para la retirada de las embarcaciones y el control de los derrames se trabajará con Iñaki Beldarrain, de la empresa BAM S.L.

Inclemencias

Según recordó Barreto en la rueda posterior al Consejo de Gobierno, el 28 de febrero, a las 07.26 horas, se produjo el hundimiento de una gabarra en el puerto de Gran Tarajal con 50 toneladas de combustible en su interior. Posteriormente, y debido a las inclemencias meteorológicas motivadas por la borrasca Emma, sobre las 10.00 horas se soltó unos de los remolcadores que quedó a la deriva, lo que motivó que a partir de ese momento se intentara asegurar el amarre del resto de las embarcaciones.

Sin embargo, estos trabajos resultaron "infructuosos ante el mal estado del mar". El muelle de Gran Tarajal albergaba en esos momentos nueve embarcaciones con un total de 150.000 litros de combustible en su interior, así que apuntó que ante la "gravedad" de la situación y del riesgo de afección de la costa en caso de producirse un derrame de combustible u otras sustancias, se activó el Plan Específico de Contingencias por Contaminación Marina Accidental (Pecmar) en nivel 2.

Esto posibilitó que posteriormente se tomaran medidas para minimizar los daños medioambientales y garantizar la seguridad de las personas, constatándose el jueves, 1 de marzo, manchas en el exterior del muelle sobre las que dos barcos realizaron la dispersión mecánica, no llegando a costa.

Se realizó un seguimiento diario por aire para observar que las manchas no salen del muelle, así como un análisis de la calidad del agua en las playas cercanas y en la zona costera de la Estación Desaladora y del aire, dando hasta el momento resultados dentro "de los márgenes establecidos".

Un día más tarde, uno de los pontones se escoró y presentaba una vía por la que derramaba fuel, quedando la contaminación, en su mayoría, confinada en el muelle, pero hubo una fuga desde la bocana hacia el norte sobre la que un barco de Salvamento Marítimo hizo labores de dispersión sin que la contaminación llegue a la costa. Además, en ese momento el estado del mar permitió la colocación de la primera barrera flotante de contención y mantener los residuos confinados dentro del muelle.

Ese mismo día se solicitó la colaboración de la Armada, que trasladó desde Gran Canaria un buque con buzos especializados, barreras flotantes y elementos descontaminantes; mientras que desde la Dirección General de Seguridad y Emergencias se hicieron llegar material absorbente y bombas para la recogida de hidrocarburos y residuos, y desde la Viceconsejería de Medio Ambiente se remitía una unidad móvil para la medición de la calidad del aire.