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Entrevista | Ángeles Carmona Vergara

"El acoso laboral a las 'kellys' podría ser una forma de violencia sobre la mujer"

"Desde el Observatorio llevamos muchos años animando a las mujeres víctimas a denunciar", apostilla la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género

Ángeles Carmona, durante su estancia en Morro Jable. LP/DLP

Hace 14 años que se aprobó la Ley contra la Violencia de Género. ¿Qué valoración hace desde su entrada en vigor?

La Ley Integral española es un referente a nivel mundial. El grado de consenso que alcanzó en su gestación y aprobación se ha dado igualmente ahora con la aprobación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género que, desde el convencimiento de la necesidad de actualizar la Ley Integral para mejorarla, siempre con el horizonte puesto en las víctimas, debe de significar por un lado, reconocimiento expreso a los beneficios que ha supuesto la Ley Integral del año 2004 y, por otro, que el Estado, sus instituciones y los colectivos sociales son cada vez más conscientes de la necesidad de reformar para mejorar la protección y amparo a las víctimas de violencia machista.

¿Cuál es la labor que se realiza en el Observatorio contra la Violencia de Género?

El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género es un instrumento muy eficaz para analizar la respuesta de la Administración de Justicia ante este fenómeno criminal. Al tiempo la existencia de un Grupo de Expertos en su seno permite realizar nuevas propuestas para mejorar las leyes y el funcionamiento de los órganos judiciales. Uno de los principales objetivos del Observatorio es hacer realidad los valores constituciones de protección de la dignidad humana y conseguir que la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres sea una realidad incontestable.

¿Tienen los Juzgados los mecanismos necesarios para luchar con garantías contra esta lacra social?

Los órganos judiciales españoles están en condiciones de ofrecer una respuesta eficaz frente a la violencia de género. En este sentido, la existencia de juzgados especializados y de secciones especializadas en las Audiencias en materia de violencia contra la mujer han supuesto, qué duda cabe, un importante paso adelante de cara a la protección de las víctimas y, por supuesto, a la persecución y castigo de los maltratadores. Por otra parte, la existencia de equipos psicosociales, de forenses?en estos juzgados contribuye a generar un clima de amparo y ayuda a las víctimas de violencia de género, mujeres, hijos e hijas, tan importante como la labor estrictamente judicial.

¿Qué falla en el sistema para que se continúen asesinando a mujeres?

Tal vez no sea un problema del sistema, o no sólo sea un problema del sistema. Sin duda necesitamos más educación en valores, como la igualdad, la libertad y el respeto, que llegue a todos los estamentos sociales y a todos los segmentos de población. Desterrar los atavismos machistas de la sociedad requiere tiempo y requiere implicación. Puedo asegurarle que las instituciones del Estado trabajan y colaboran intensamente para acabar con esta lacra.

¿ Y para que las mujeres que denuncian o que han pedido orden de protección sigan corriendo peligro?

Seguimos mejorando, pienso yo, también en este terreno?aunque es evidente que la protección total es imposible. No es factible que cada mujer maltratada o amenazada tenga seguridad personal. En los juzgados aumentan las órdenes de protección, las fuerzas de seguridad, cada vez más especializadas, desarrollan una importantísima labor de protección y vigilancia. También destacaría la labor de los servicios asistenciales de Comunidades y Ayuntamientos, poniendo a disposición de las víctimas recursos para su protección y, lo más importante, para su futuro.

¿Todas las muertes de mujeres que se producen son un fracaso de la sociedad?

Sin duda. Cada muerte de una mujer o de un menor, víctimas de violencia de género, es una constatación evidente de que no hemos logrado superar del todo la relación de domino del hombre sobre la mujer, esa especie de coordenada histórica que supone la perpetuación de la más absoluta desigualdad y, por tanto, de la más absoluta injusticia. Cada muerte, digo más, cada episodio de maltrato, es un desgarro personal, al menos para mí, y social.

Las estadísticas reflejan un incremento de las denuncias de género contra el hombre. ¿A qué se debe?

Aunque el dato estadístico pueda parecer lo contrario, la existencia de más denuncias también refleja la mayor visibilidad del problema, es decir, que existe menos ocultación de un asunto, el de los malos tratos, tan proclive a permanecer en el anonimato de las cuatro paredes del domicilio. Desde el Observatorio llevamos muchos años animando a las mujeres víctimas a denunciar y a continuar con el proceso judicial que sigue a la denuncia. Por eso necesitamos el apoyo de la sociedad, en general, y muy especialmente, el de los medios de comunicación con campañas de sensibilización y con apelaciones continuas, como hacen, a llamar al teléfono de atención a las víctimas, el 016.

Hablamos siempre de violencia hacia la mujer. ¿Existen también casos hacia el hombre?

Existe la violencia doméstica, ámbito en el que se contemplan los casos por los que me pregunta. Son infinitamente menos numerosos. Y es por ello por lo que no existen órganos judiciales especializados en violencia doméstica, sino en violencia de género o violencia hacia la mujer.

¿Qué medios de prevención se deben adoptar para evitar estas situaciones sobre la mujer?

Para poner en marcha todos los mecanismos y recursos de las instituciones del Estado es necesaria la denuncia. Y en este punto, me gustaría resaltar que necesitamos mayor implicación de las personas más cercanas a las víctimas o futuras víctimas. Amigos, familiares, compañeros de trabajo, ante la más mínima sospecha o constatación de un supuesto de malos tratos, deben comunicarlo a las fuerzas de seguridad o a los juzgados de guardia. Desde el Observatorio hemos comprobado cómo en muchas ocasiones, el crimen machista no aparece de repente sino que ha venido precedido de episodios de malos tratos, desgraciadamente no denunciados.

¿Es necesario que una mujer denuncie para que tenga protección?

Actualmente necesitamos la denuncia, pero no tiene que ser precisamente la víctima la única en presentarla. Familiares, amigos, compañeros, vecinos?tienen que implicarse también porque es una lucha de todos. Sin embargo, el pacto de Estado contra la violencia de género contiene medidas que permiten el acceso de la mujer víctima y de sus hijos e hijas a los recursos asistenciales que existen en España sin necesidad de denuncia previa, se trata de uno de los retos más importantes que contiene el referido pacto de Estado.

¿Qué mensaje trasladaría a las víctimas de maltrato?

Un mensaje de apoyo y comprensión en primer lugar, de que se sientan amparadas y comprendidas en su terrible situación. Un mensaje de esperanza y aliento en el sentido de que existen recursos para que pueda salir de esa situación. También debo insistir en la denuncia, en la necesidad de proseguir el camino judicial, por duro que le pueda resultar.

En el caso de la población juvenil. ¿Cree que las redes sociales y las nuevas tecnologías contribuyen a fomentar el delito de violencia de género?

Me preocupa especialmente este tema, ya que en efecto podemos observar ahora ciertas situaciones de dominio del chico sobre la chica, que son toleradas e incluso bien vistas en nuestros y nuestras adolescentes. Interpretar los celos o el control de la vida, de la ropa, del móvil, de los amigos?como una muestra de amor es absolutamente rechazable, por cuanto legitima una autoridad y un abuso de superioridad que es una muestra más de violencia sobre la mujer.

Fuerteventura y Canarias es un destino turístico de primer nivel. Las camareras de pisos, las llamadas 'kellys', se quejan de las pésimas condiciones laborales. ¿Esto también se puede considerar violencia contra la mujer?

Estos son ejemplos claros de discriminación y, en ocasiones, acoso laboral y podrían hasta cierto punto considerarse una forma de violencia sobre la mujer. El Tribunal Supremo se ha pronunciado sobre la discriminación y por tanto sobre lo ilícito de la brecha salarial en la hostelería que sufren las camareras de piso.

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