Felipa Valdivia Jiménez (Rosa de Tinojay, 1960) dio sus primeros pasos entre corrales, cabras y quesos. Sus padres Francisco y Herminia fueron ganaderos toda su vida. De sus seis hermanos , sólo ella siguió con la tradición familiar. Tantos años vinculada al sector primario le ha valido para que el Gobierno de Canarias la haya galardonado con el premio a la Mujer Rural de Canarias. Sus hijos y su nieta siguen hoy con la tradición familiar.
Felipa sigue demostrando la sencillez y humildad de siempre. A pesar que le cogió por sorpresa este premio no tuvo ningún reparo en dedicar el mismo a todas las mujeres del mundo rural "porque este tipo de certámenes ayuda a la visibilización de este sector de la población tan olvidado". Eso si, no se oliva de uno de sus apoyos importantes "mi marido Juan Manuel, que juntos nos iniciamos en esto. Él es parte de mi vida y del éxito de nuestra ganadería y, por supuesto de los quesos que elaboramos. Hemos sido y somos un equipo. Sin compromiso, sacrificio y perseverancia no hay éxito", señaló ayer a este periódico. También, añadió, que "hago extensible el premio a mis tres hijos y mi nieta Samira porque siguen con la tradición familiar".
Felipa y Juan Manuel comenzaron con una cabra y macho y 3.000 pesetas. "Ese fue nuestro principio. Mi suegro se dedicaba a llevar cabras al matadero para vender la carne y nosotros le ayudábamos. Cuando veíamos que un animal era productivo lo íbamos dejando hasta que se iban sumando unas cuantas cabras y comenzamos a crear el rebaño".
La ganadera recibe el premio "con una enorme satisfacción porque es gratificante que valoren tu labor, un trabajo que es muy duro con una constancia diaria durante todo los 365 días del año. No hay descanso porque los animales hay que atenderlos de verano a invierno", apunta Felipa en su granja La Montañeta, desde donde se divisa unas impresionantes vistas de Casillas del Ángel y Tesjuates, dos localidades del municipio de Puerto del Rosario.
El matrimonio tiene tres hijos: Saray, Elisabeth y Juan Francisco. Las dos primera estudiaron sus carreras universitarias "pero se han puesto al frente de la empresa familiar junto a su hermano y mi nieta Samira. Ya son tres generaciones las que han pasado por nuestra quesería. Aquí si ha existido el relevo generacional, aunque al principio no lo teníamos tan claro".
La granja cuenta actualmente con unos 1.200 animales, aunque sólo tienen unas 800 en producción, mientras que el resto son crías que han sido criadas para incorporarlas al resto del ganado.
Recogen diariamente en torno a los 2.000 litros de leches que se convierten en unos 300 kilos de queso a la semana. Además, la incorporación de las hijas ha originado una innovación en la producción. Elaboran, al margen de las variedades de quesos tradicionales, de tuno indio, al gofio de millo, miel y nueces o de canela, aunque también han apostado por el queso de cabra de un año y medio de maduración envasado en aceite de oliva.
Una de las anécdotas de Felipa se localiza en que cuando estaba embarazada de Elisabeth tenían que ordeñar unas 120 cabras a mano, porque en aquel entonces no había llegado la tecnología a los corrales. "Vine a ayudar a mi marido y estuve ordeñando, pero de repente me entraron unos dolores de parto que tuve que abandonar lo que estaba haciendo. A las pocas horas nació la niña", señala, entre risas, Felipa.
Los quesos Felipa La Montañeta han alcanzado un enorme prestigio en las islas, no en vano se comercializan en varias de ellas e incluso en algunos puntos de la Península. En sus vitrinas lucen numerosos premios y galardones cosechados a lo largo de los años, uno de los cuales fue denominado como 'Mejor Queso de Canarias 2008', en el concurso nacional Tabefe. También, tienen otros galardones de mucha importancia.
