La Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Fuerteventura ha activado el protocolo de Sanidad Animal tras detectar la presencia de 27 aves muertas en el embalse de Los Molinos, que se encuentra dentro de los límites del Parque Rural de Betancuria, y en los lagos artificiales del campo de golf Fuerteventura Golf, ubicado en la zona turística de Caleta de Fuste.

Los cadáveres descubiertos pertenecen a 25 ejemplares de tarros canelos y dos de garceta común. Ante esta situación, el protocolo establece la toma de muestras de las aguas para su análisis y de fluidos de los animales vivos, que se analizan en el laboratorio central de veterinaria para detectar posible botulismo.

Además de estos ejemplares se han recogido otros vivos, en concreto siete tarros canelos y una focha común en la presa de Los Molinos y dos garcetas comunes en el citado campo de golf, que se mantienen en observación y cuidado por parte del equipo de veterinarios del Zoo de La Lajita, con quien el Cabildo majorero tiene un convenio para asistencia de fauna silvestre herida o accidentada.

No es la primera vez que ocurre un hecho de estas características en los humedales de la isla majorera. En agosto de 2017 fueron encontradas en el citado embalse los cadáveres de 22 tarros canelos, 30 fochas comunes, tres cigüeñelas y dos ánades. A pesar que en aquella ocasión, aunque se localizaron casi el doble de ejemplares que ahora, no se activó protocolo alguno. Tampoco es casual el hallazgo de anátidas en el citado campo de golf, ya que en varias ocasiones también han aparecido ejemplares muertos.

Por parte de Medio Ambiente, personal del área está haciendo actualmente seguimiento de campo de las zonas húmedas, a fin de retirar, si fuera necesario, posibles animales heridos o muertos.

El Cabildo majorero hizo ayer un llamamiento a la ciudadanía para que llamen al 112 si se detecta presencia de animales heridos, débiles o muertos, en charcas o embalses, indicando lugar y tipo de animal y recuerda que no hace falta recogerlo, "tan sólo es preciso dar aviso".

Varios biólogos, ornitólogos y veterinarios consultados por este periódico señalaron que en caso de que las necropsias y los análisis determinaran que se trata de botulismo "lo recomendable sería la retirada de los cadáveres y proceder a su incineración para evitar que la enfermedad pueda extenderse hacia otros humedales". También, aconsejaron "recoger los ejemplares afectados pero con vida, para que puedan ser tratadas y recuperadas en el centro especializado".

El botulismo aviar esta relacionado con una forma de envenenamiento por alimentos que las aves desarrollan al ingerir una toxina neuroparalizante producida por la bacteria clostridium botulinum, que impide la respuesta muscular del organismo. Las aves afectadas por esta toxina suelen presentar síntomas como: la parálisis que le impiden volar, sumergirse, caminar o mantener el cuello erguido, muriendo por ahogamiento.