Fuerteventura se despertó hoy con la peor de las noticias: la muerte del luchador del CL Rosario, Roberto Díaz Camacho, que no pudo superar su última agarrada en el Hospital Insular de la capital grancanaria donde había sido trasladado desde la isla majorera el pasado lunes tras sufrir un ictus, que posteriormente se complicó.

La familia de la lucha canaria está de luto dado que Roberto 'Brazo de Hierro' era una persona muy querida. La luchada de mañana entre el CL Rosario y el Unión Antigua, había militado en ambos clubes, ha sido suspendida. Sus compañeros de equipo todavía se muestran en estado de shock tras conocer el fallecimiento de uno de los más emblemáticos luchadores, grande en el terrero y fuera de ellos, pero imprescindible en el vestuario. Un luchador que deja huella, no sólo en su barrio natal de Barranco Grandes, donde dio sus primeros pinitos como bregador, sino en toda la isla majorera. Sus hermano Quike y su hermana Alana también fueron luchadores, ambos en el equipo de Puerto del Rosario. El gimnasio, la lucha y su familia eran las grandes pasiones de un hombre bueno, como lo definen los aficionados y sus compañeros de brega.

Roberto Díaz Camacho (Santa Cruz de Tenerife, 1979) llevaba muchos años residiendo en Fuerteventura. Aquí conoció a su mujer Romarey Armas Santana con la que formó una familia con sus dos hijos. Su eterna sonrisa, su predisposición a ayudar al que lo necesitara, su compromiso por los colores que defendió: El Matorral,Tetir, Antigua y desde hace unas temporadas el CL Rosario, así como su entrega en los terreros le hizo merecedor no sólo de los máximos elogios sino de ampliar una enorme lista de amigos en todos los rincones de la geografía majorera.

Había estudiado en Los Salesianos, así como en el CEO Bethencourt y Molina, así como en el colegio San Juan Bosco. Tras su llegada a la isla fichó por el equipo de El Matorral y posteriormente desfiló por varios clubes majoreros. Su última agarrada due el pasado sábado donde el CL Rosario se enfrentaba con el Tao en la Liga 'Cabildo de Fuerteventura' de Primera Categoría. Durante el calentamiento ya comenzó a sentirse indispuesto. A pesar de los intentos del mandador Miguel Ángel Marichal de no sacarlo al terreno, él insistió asegurando que no era nada. Roberto vennció en la arena a Ayoze de León pero no pudo superar a Aitor Lorenzo que le dió las dos seguida. El resultado final fue de empate a 12.

El lunes por la mañana mientras se encontraba trabajando en la empresa Disa, donde realizaba labores de operario de descarga, volvió a sentirse indispuesto. Tras ser trasladado hasta una clinica privada de la capital majorera, desde aquí lo derivaron al Hospital general 'Virgen de La Peña'. A las pocas horas fue evacuado hasta el Hospital Insular de la capital grancanaria. Aquí emprendió la lucha más importante de su vida. Sin embargo, no ganó la batalla y en la m,adrugada del martes falleció.

La noticia corrió como la polvora no sólo en Fuerteventura sino en todo el Archipiélago. La lucha canaria pierde a uno de sus grandes, no solo por sus cualidades luchisticas sino por su enorme valor humano. Amigo de sus amigos, hombre de familia, pero principalmente de su equipo, de los colores que defendía y de sus compañeros. En el gimnasio encontró siempre un lugar de encuentro con su preparación física, al margen de la practica en los entrenamientos donde siempre fue un referente, no solo en puntualidad sino en entrega y en la defensa de sus compañeros.

La familia del CL Rosario sigue sin asumir la pérdida de uno de sus símbolos que encarnaba a la perfección: la amistad, el compañerismo, el compromiso con el club y su complicidad con la grada. El mandador, Miguel Ángel Marichal, apenas pudo articular palabra cuando este periódico contactó para conocer la situación en la plantilla tras la muerte de 'Brazo de Hierro'.

"Estamos destrozados. Ha sido un enorme palo porque teníamos la esperanza de que se recuperara, que superara la situación en la que se encontraba, pero no ha sido así". Además, añadió, que "era una bella persona, siempre con una sonrisa, tratando de transmitir optimismo a los compañeros y, sobre todo, muy servicial. Siempre estaba dispuesto a ayudar y colaborar con quien lo necesitara. Ha sido un enorme palo que no esparábamos".