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Patrimonio histórico | Tras la huella de los majos (I)

Muerte a palos en el litoral de La Tonina

Los descubrimientos arqueológicos delatan la primera muerte violenta entre los antiguos majos l Los restos pertenecen a un joven con dos golpes en la cabeza

Imagen del litoral de La Tonina, en el municipio de La Oliva, donde se localizaron los restos óseos que datan del siglo XI y XII. lp/dlp

Fuerteventura lleva años tratando de construir su pasado a través de la investigación arqueológica con el objetivo de buscar un mayor conocimiento sobre el patrimonio cultural. El territorio majorero acoge casi un millar de yacimientos que muestran el pasado aborigen de la isla.

Sin embargo, el descubrimiento del primer caso de muerte violenta entre los aborígenes de Fuerteventura, tras el hallazgo de un cráneo y un fémur en la zona de La Tonina, en el municipio de La Oliva, ha supuesto una autentica novedad y abre nuevas puertas a la investigación sobre los grados de violencia interpersonal desconocidos hasta ahora en las diferentes sociedades indígenas canarias.

En abril de 2014, unos pescadores se desplazaron hasta el litoral de La Tonina, ubicado entre la localidad de Parque Holandés y el límite sur de las dunas de Corralejo, para pescar viejas. En un socavón localizaron de forma fortuita restos óseos humanos. Tras alertar a la Guardia Civil y ésta al Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Fuerteventura al observar la antiguedad de los restos, especialmente, un fragmento de un cráneo y un fémur, entre otros. Tras el hallazgo se recogieron los restos superficiales y se realizó un estudio bioantropológico y una datación radiocarbónica.

A raíz de esos trabajos, que vinieron a datar los restos humanos encontrados, que correspondían a un varón joven, entre los años 1030 a 1210, es decir, entre el siglo XI y XII, el Cabildo majorero encarga a la empresa Tibicena Arqueología y Patrimonio una excavación arqueológica en el lugar del enterramiento funerario.

Los trabajos comienzan en 2016 y fueron realizados por las arqueólogas Verónica Alberto y Rosa López. Una de sus primeros descubrimientos fue que el depósito funerario había sido saqueado y destruido casi por completo "se sacaron todos los huesos que ocupaban la tumba. Tuvimos mucha suerte de que no los destruyeron sino que los dejaron amontonados al resguardo de gran bloque de piedra desplomado del acantilado y que guardaba la tumba por el lado del mar", apuntó Alberto. Además, añadió, que "se trata de un lugar en la costa de 17 metros de largo y con apernas un metro de profundidad.

Aquí se excavó en el suelo una pequeña fosa porque el individuo no cabía en su totalidad y se acondicionó con una hilada de piedras". Además, en el estrato de deposición del cadáver recuperaron restos de fauna cadavérica y mechones de pelo asociados a fragmentos de cráneo, al tiempo que en el estracto inferior se localizaron restos de fauna marina y un fragmento de cuerno de cabra.

Sorpresa

Para los investigadores, la sorpresa les llego "cuando analizamos los restos óseos. Al unir los huesos del cráneo con los fragmentos nos damos cuenta que esta persona, que era un joven entre 17 u 18 años, muy fuerte y con un desarollo muscular muy marcado, y una estructura esquelética desarrollada por mucha actividad física y con una talla considerable porque media 1,90 metros, había tenido una muerte violenta", apunta Verónica Alberto. En opinión de la citada arqueóloga, las dos heridas son idénticas, "lo que quiere decir que se hicieron con la misma arma. Hay otros signos relacionados con la brutalidad y con la violencia de las heridas que sufrío esta persona. Todo el esqueleto facial quedo fracturado por la contundencia de un golpe al igual que la base del cráneo que se le fracturó de forma completa". También, apunta, que "estamos hablando de una muerte violenta compatible con un enfrentamiento de tipo personal, cara a cara, pero la violencia es tan extrema que podemos estar ante un caso de violencia institucional, o ante un ajusticiamiento. Esto sería la primera vez que se documenta en toda Canarias. Las crónicas dicen que se justiciaban cerca del mar rompiéndole la cabeza al reo con una piedra o a golpes'.

La precisión y la profesionalidad del personal de Tibicena ha determinado detalles inverosímiles, como que la ubicación de las heridas sugiera que el atacante era diestro y que estaba en una posición frontal. " Dado lo excepcional, se hace necesario seguir profundizando en este estudio y realizar un examen más detallado de las circunstancia de esta muerte", apuntan desde la citada empresa de investigación arqueológica.

A juicio de la arqueóloga de Tibicenas, Verónica Alberto, "el Cabildo de Fuerteventura ha demostrado que apuesta por este tipo de investigación que nos acerca de forma certera a la realidad de estas poblaciones aborígenes".

El consejero de Cultura, Juan Jiménez, cree que el hallazgo en La Tonina "es uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de la historia de Fuerteventura, que nos conduce a un episodio de violencia letal en un enterramiento aborigen". Además, añade, que "lo que determina la importancia real del mismo es la violencia extrema que entraña, algo inaudito hasta el momento del descubrimiento. En todo caso, estamos hablando de un caso que podría aventurar nuevas vías de investigación en relación a hechos luctuosos entre nuestros ancestros".

El famoso cráneo estará expuesto en el futuro Museo Arqueológico de Betancuria.

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