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47 años agradecidos al cabrero

Francisco Gavilán, que sobrevivió de la Operación Maxorata 72, rinde homenaje a Juan Peña por cortar las cuerdas de los paracaídas que asfixiaban o arrastraban al barranco a los militares

Testimonio de un superviviente de las maniobras Maxorata 72

Testimonio de un superviviente de las maniobras Maxorata 72

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Testimonio de un superviviente de las maniobras Maxorata 72 Itziar Fernández

Francisco Gavilán Ortiz, de 68 años, fue uno de los supervivientes del accidente de la Brigada Paracaidista Roger de Flor en los llanos de Tefía, hace 47 años, durante el desarrollo de las maniobras denominadas 'Maxorata 72' y en la que perdieron la vida dos sargentos y once caballeros. "Nunca olvidaré ese día, soy de Valencia e ingresé voluntario en los paracas para hacer el servicio mililar" rememoró ayer Francisco Gavilán en el homenaje a los caídos tras depositar el conjunto floral en el monolito junto a la Asociación de Veteranos Paracaidistas de las Palmas de Gran Canaria. "Era un 11 de abril de 1972 y yo, apenas había realizado ejercicios de este tipo", recordó. "En el avión los soldados iban muy nerviosos, había mucho viento, pero se encendió el piloto rojo, y todos al suelo. Nos levantamos, el jefe de salto se enganchó doble a la puerta y dijo: tienen cinco minutos sino cierro la puerta y miramos al sargento, y respondió: no quiero saber nada, si no saltan regresamos a Gando" relató Francisco Gavilán. Así que el primero se lanzó sin pensarlo, "y el resto fuimos detrás muertos de miedo, la mayoría sin experiencia". Este superviviente asegura que los paracaídas no se abrían, el viento los llevaba a su antojo, y él fue rezando todo el tiempo que permaneció en el aire. "Con mucha sangre fría y pensando que era el final solté las anillas de los hombros y giré la que tenía delante de mi cuerpo, a la altura del estómago, se abrió e hizo un efecto flotador que me salvó la vida" detalla con intensidad pese a los 47 años ya pasados. Cuando llegó al suelo se arrastró unos 70 metros más o menos, y perdió el casco, la munición y comida pero tras el enorme impacto, se despertó y comprobó que estaba vivo. Cuando recuperó el conocimiento comenzó a ver la imagen dantesca a su alrededor. Todos sus compañeros estaban en el suelo cubiertos de sangre.

"Cuando vi que había más de 50 heridos, gritamos que había heridos muy graves, pero cuando descubrimos que algunos estaban muertos, todos los mandos se desmoronaron llorando. Nadie se lo esperaba". Los paracaidistas estaban repartidos por todo el diseminado y barranco y las labores de rescate resultaron espectaculares. Para Francisco Gavilán el verdadero héroe de la Operación Maxorata fue el cabrero que vivía en este valle, Juan Peña, que ayudó a muchos soldados, que gritaban auxilio, "rompiendo con su navaja las cuerdas de los paracaídas a toda velocidad" porque les asfixiaban o lanzaban al barranco. "Cuando jure´bandera salí del Ejército, y quise trabajar como civil" desvela, aunque siempre ha estado vinculado a la Asociación de Paracaidistas y jamas olvidará esta amarga jornada.

Al acto a los caídos protagoniozado por el Regimiento de Infantería Soria 9 de Fuerteventura se unieron los veteranos. Muy temprano se trasladó ayer a Fuerteventura un grupo de la Asociación de Paracaidistas Veteranos de Las Palmas de Gran Canaria para participar en este homenaje. El veterano Manuel Barriga también tiene esta fecha grabada en su alma porque perdió a uno de sus amigos.

"Eran dos hermanos gemelos de Béjar, Salamanca, siempre iban vestidos iguales, cuando les tocó el servicio militar se lo jugaron a los chinos y el que ganara iba a paracaidistas, y lo cumplió Paulino Carretero Figurola que murió en este accidente, en Tefía, con 22 años' cuenta emocionado Barriga. Coincidieron en la escuela de paracaidismo y se separaron cuando a Manuel Barriga lo destinaron a Alcalá y a Paulino Carretero a Canarias. "Llevaba aquí sólo un mes porque vino en marzo y, de aquel día recuerdo la expectación de la noticia, quise saber de Paulino, y me contaron que no murió en la zona sino al día siguiente en el hospital" apunta.

Por su parte el médico Arístides Hernández Morán también apuntó datos de aquella amarga jornada, en la que se agotó todo el material sanitario. "Los heridos llegaban al Hospital viejo, en la antigua Universidad Popular y curamos a más de 50 soldados, con heridas de diversa consideración, y permanecí durante horas porque hubo casos muy graves pero la mayoría se salvaron" afirmó el médico Aristides Hernández Moran, que este mes cumplirá 93 años, y que lleva 63 ejerciendo la medicina en Fuerteventura.

A su vez, en el monolito de Tefía se reunieron ayer las autoridades de la Isla y el teniente general, Carlos Palacios Zaforteza, que tuvo palabras de ánimo para los veteranos, amigos y familiares de los caídos en este siniestro.

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