El relevo generacional atrapa al sector primario. Y en Feaga salta a la vista. Los jóvenes recelan de incorporarse a las tareas del campo o el mar. Las trabas burocráticas o la legislación territorial y medioambiental frenan las iniciativas para las incursiones en el sector. El futuro no es nada halagüeño a pesar de los esfuerzos de las instituciones de favorecer la incorporación de nueva gente que tome el relevo. El campo no entiende de horarios. Gestionar y trabajar en una explotación ganadera o agraria tampoco atrae el interés de los jóvenes por el sector.

Los jóvenes ganaderos majoreros demandan un mayor apoyo de la Administración para poder integrarse en el sector primario; un plan integral de mejora del entorno rural y agilizar la tramitación y los pagos de las ayudas.

"Prometen mucho y luego no cumplen. Las ayudas son para los ganaderos grandes y ricos que pueden aguantar el retraso de las subvenciones. Los pequeños y más los jóvenes, estamos condenados", afirma Cristian Linares Suárez (Villaverde,1990) que se ha convertido en uno de los ejemplos del relevo generacional en Fuerteventura. Garantiza la continuidad de la tradición ganadera familiar. Procede de la dinastía de los Linares, afamada familia del municipio de La Oliva, donde su abuelo Federico fue uno de los ganaderos con mayor prestigio y reconocimiento.

"Estaba trabajando en otro sector cuando mi abuelo se jubiló. Me quedaba mucha pena que se fuera a perder la tradición de la ganadería, sector vinculado a mi familia que siempre ha tenido cabras. Con todo, mi abuelo vendió el ganado y he tenido que comenzar de cero", señala Cristian Linares. "Tuve que rehabilitar la granja para modernizarla y adaptarla a las nuevas exigencias que marca la Ley, así como reponer el ganado, criando un centenar de baifas y comprar otras tantas". El joven ganadero posee actualmente unas 180 cabras de raza majorera. Cada día produce unos 200 litros de leche que vende a la empresa de elaboración de quesos Huriamen, ubicada en el pueblo de Villaverde.

"Con el objetivo de poder producir leche durante todo el año divido el ganado en dos lotes para que las hembras sean cubiertas en fechas distintas, así mientras unas se secan, las otras están en plenas producción", explica. Una jornada laboral de Cristian Linares comienza a las 07.00 horas para proceder al ordeño y las tareas de la explotación. Tras la extracción de la leche se inicia las labores de alimentación, inspección del ganado y limpieza de los corrales. "Estoy los 365 días del año al cuidado del ganado. Trabajo sólo y es una labor dura. De momento me encanta, aunque habrá que continuar unos años más para comprobar si la empresa es rentable", apunta.

Cristian Linares ha sufrido las dificultades de los jóvenes para incorporarse al sector. "En Fuerteventura hay pocos jóvenes. Cuesta mucho arrancar. Es casi imposible. Tienes muchas dificultades: desde el acceso al terreno, las prohibiciones en la ordenación del territorio, la falta de agilización de las ayudas y la tardanza en los pagos", reitera este joven ganaderos que también se muestra especialmente dolido por las expectativas que se crean sin fundamento.