La muerte no es el final, pero el camino de Fulani hasta llegar al término de su vida se ha convertido en una autentica tragedia al sentirse sin ser de ninguna parte, a pesar de tener Documento Nacional de Identidad (DNI) de España y de haber cotizado a la Seguridad Social como trabajador de Paradores Nacionales durante casi 40 años. Siendo niño fue vendido por su familia a un mercader árabe en la frontera de Mauritania. Un trauma del que no pudo librarse y que le persiguió toda su vida.

Mesaud Embarek Fulani Hafad (Dajla, 1949), un saharaui que llegó a Canarias tras la descolonización del Sahara, primero a Tenerife y El Hierro, y posteriormente a Fuerteventura como empleado de Paradores Nacionales, empresa na la que ya trabajaba en la antigua provincia española en África, falleció en silencio y sin molestar. Fue hallado muerto en unas casas abandonadas el pasado viernes. No era Hassan, como inicialmente se informó, era Fulani, el saharaui que falleció sin papeles a pesar de su intensa lucha por conseguir ser ciudadano de España.

La vida de Fulani se cruzó con la perversión del sistema. Tanto que cuando en una de las ocasiones que trató de renovar su DNI la Policía le requisó toda la documentación, tanto su carnet como el pasaporte. El motivo no era otro sino que cinco días antes una persona que residía en Gran Canaria, con su mismo nombre y apellidos, había realizado los trámites para la renovación del carné aportando el mismo documento de nacimiento que Fulani. La Policía le abrió diligencias penales por un presunto delito de suplantación de personalidad.

De nada valió los recursos que presentó, asesorado por María Greco, a todas las instituciones defendiendo su identidad. Tanto es así que la Unidad de Documentación y Archivo de Extranjeros del CNP y el Archivo Central de la Guardia Civil, ambos en Madrid, determinaron tras el análisis de sus huellas dactilares que Fulani no era ilegal, sino un ciudadano saharaui con documentación española.

Los integrantes de la Asociación Socio-Cultural Entremares, una organización que trabaja desde hace años con los inmigrantes, se encontraban profundamente consternados, al igual que los extrabajadores del antiguo Parador Nacional majorero, por el fallecimiento de Fulani . Los responsables de la Ong señalaron ayer que "las lamentables circunstancias que han rodeado su muerte, como una gran parte de su vida nos inducen a reflexionar sobre múltiples cuestiones que conducentes, todas ellas, a reflejar la deshumanización que invade inexorablemente nuestra sociedad". Además, añadieron que "le ha llegado la muerte a Fulani, sin que se le reconozca plenamente su nacionalidad de origen española, por haber nacido en el Villa Cisneros hace 70 años y por haber estado documentado como español durante toda su vida, además como funcionario público como trabajador de Paradores Nacionales".

La tristeza embarga a este colectivo, "vamos a enterrar a Fulani, con la Beneficencia, porque después de casi 40 años de trabajo, no ha podido aspirar a tener un entierro digno", apunta Greco afectada. Fulani se ha ido, pero ha dejado profunda huella de sus 43 años de trabajo y residencia en la isla.