La romería en honor a la Virgen de la Peña se vive con una gran devoción y alegría por toda la Isla. Tanto de día, como de noche todos los senderos conducían ayer hasta el santuario de la patrona en la Vega de Río Palmas para cumplir con las promesas, rezar y disfrutar de la jornada festiva. Tener salud y trabajo fueron las petciones más repetidas durante esta fiesta, tanto por la población adulta que llegaba a la ermita como por los jóvenes.

El bar García de los LLanos de la Concepción abrió sus puertas a las cinco de la madrugada para atender a los peregrinos más madrugadores. "Ha venido tanta gente que se nos agotaron los 30 kilos de carne de cabra, cochino, y el caldero de garbanzas porque el paso de gente ha sido enorme" afirmó Carmen, la cocinera. Un lugar habitual para reponer fuerzas, echar una parranda y continuar el camino hacia el Valle de Santa Inés y la Villa Histórica.

La localidad de la Vega de Río Palmas se vistió de gala en este día tan especial y la imagen de la Virgen salió de su hornacina, se instaló en el altar y en el pórtico de la iglesia, durante la ofrenda, para recibir a la multitud.

A media tarde ocho carretas de todos los municipios y del Cabildo Insular se concentraron en Majada de la Vija (junto al pinar de Betancuria) para participar en la romerçia-ofrenda junto a las agruapciones folclóricas de Tetir, La Pioná con la rondalla de Tetir y La Pioná, Dunas de Corralejo, Rondalla de Mayores de Gran Tarajal y Morro la Cruz de Betancuria. La música de cuerdas resonó por todo el barranco hasta su llegada a la localidad campesina. No cabía ya un alma en este pago para recibir a los romeros, engalanados con sus trajes típicos y mucha alegría.

La nueva Corporación insular se estrenó en esta fiesta con el presidente, Blas Acosta. El Cabildo dedicó este acto festivo al vecino Silvestre Perera Cabrera (Betancuria, 1934-2019) que siempre fue fiel a esta fiesta de la Peña junto su mujer María del Carmen Cabrera.

"Aquí deja una huella imborrable no sólo como artesano de la palma y el hierro sino como persona. La Vega de Río Palma, cuna de oficios tradicionales, perdió el pasado mayo a uno de sus hijos más ilustres" recordaron. La primera ofrenda a la Virgen fue la del cuerpo de Protección Civil y abrió el baile la rondalla de Tetir con una seguidilla y mazurca.

Entre las carretas destacó el enorme espantapájaros y el recuerdo a la agricultura majorera del municpio capitalino y el molinode mano con piedras vocánicas que llevó el exhibió la carreta de pájara.

El artesano, Felipe Marrero, reconocíó que la fiesta ha cambiado mucho pero "en la actualidad se le da un mayor realce a la fieta con una bella ofrenda con bailes, cáticos, coplas y trajes típicos que llenan de color la plaza y la ermita" apuntó Felipe Marrero de Tuineje.

"Soy un gran defensor de las tradiciones y una de las cosas que más me gusta es que se mantiene viva la ilusión de salir en grupo caminando a la Vega desde los diferentes pueblos, por los senderos y atajos conocidos para llegar hasta la Virgen, y eso es muy hermoso y por la noche el pueblo se llena de gente" afirmó el artesano entusiasmado

Triunfaron los bailes, los cánticos y el sacerdote Hipólito Cabrera dio su bendición alabando "el gran corazón de la Virgen de la Peña". Una jornada festiva repleta de público y que finalizó con una bella puesta de sol.