Los majoreros se volcaron ayer con la Virgen de La Peña, Patrona de Fuerteventura. A pesar de las normas restrictivas con motivo de la crisis sanitaria de la Covid acudió al santuario de la Vega de Río Palmas un numeroso grupo de fieles para visitar a la Patrona. Eso si, sin un ambiente festivo como en años anteriores. Sin embargo, ello no impidió que pudieran demostrar a la Virgen su enorme fe, fervor y devoción.
“Las fiestas están aburridas. Todos los años suelo venir a cumplir con nuestra Patrona”
El administrador apostólico de la Diócesis de Canarias, el obispo Francisco Cases, ofició la celebración religiosa, a la que sólo pudieron asistir 25 personas. Es el último acto de Cases en la fiesta de Fuerteventura dado que el 2 de octubre toma posesión como titular diocesano José Mazuelos.
Los devotos que se quedaron fuera del templo criticaron la ausencia de unos altavoces para poder seguir las palabras del obispo. Cases valoró el trabajo que se viene realizando desde Cáritas destacando que la solidaridad no ha sido afectada por la pandemia.
“Al no haber aglomeraciones evitamos contagios. Vengo todos los años”
Francisco Cases estuvo acompañado en el altar por el vicario general Hipólito Cabrera, así como por los diferentes párrocos de la isla: José Luis Cabrera (Betancuria), Fernando García (Morro jable), Vitó Ondó (Tuineje), Juan Carlos Medina (Puerto del Rosario), Félix Aguiar ( Casillas del Ángel), Chema González ( La Oliva) y Daniel Díaz ( Corralejo). También participaron en la eucaristía los hermanos Cristóbal y Diego Rodríguez.
“Hay poca gente. He venido porque mi hijo se está examinando y le supliqué que apruebe”
Cases valoró el papel de Cáritas en estos tiempos de crisis sanitaria y aplaudió la solidaridad de los canarios con los más desfavorecidos. “He seguido permanentemente en contacto con los responsables de Cáritas. Están atendiendo un 80% más de casos y situaciones que antes de la pandemia. Gracias a Dios la gente está respondiendo. La solidaridad no ha sido tocada por la calima”. Además, como ya dijo en Teror el día del Pino, explicó que “estamos viviendo una pandemia que nos está llevando a los mismos efectos que hace la calima como fenómeno atmosférico. Sabemos las molestias que genera la calima en Canarias a los que no respiran bien, pero hay algo que sufrimos todos y es que las cosas pierden todos los contornos. La calima lo emborrona todo y no nos permite distinguir personas o distancias. Esto es lo que nos puede pasar con la pandemia, que las cosas fundamentales de la vida cristiana queden emborronadas, que no tengamos sentido de la distancia porque no vemos nada, que se nos olviden los problemas de la gente que tenemos más alla de los cinco metros de distancia. La calima espiritual hace que perdamos los pilares fundamentales del ser cristiano. La figura de Jesús pierde definición, precisión... parece que nos hemos distanciado de él. La distancia social también se convierte en una distancia a Jesús”, señaló durante la homilía.
“Vengo desde Lanzarote. He encontrado en la Virgen de La Peña una fuente divina”
Cases señaló que “hay mucha gente que añora el poder ir a misa y encontrar el calor de la comunidad cristiana, pero muchos han desaparecido, unos por miedo al contagio y otros por miedo infundado porque cumpliendo con las condiciones necesarias es asistir la eucaristía. La comunidad cristiana parece que queda tocada por la calima espiritual, se difumina. Y después la gran misión de los cristianos con los pobres, con los inmigrantes, con los necesitados, en la calle tenemos en dar testimonio con nuestra palabra y nuestro ejemplo”.