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Escultoras en la Isla

Liliya Pobornikoba, Itahisa Pérez, Victoria Boldova, María Leal y Noemí Arrocha, las artistas del XI Simposio Internacional de Escultura de Puerto del Rosario

Escultoras en la Isla

El XI Simposio Internacional de Escultura de Puerto del Rosario ha sido clausurado y hay cinco nuevas obras listas para formar parte de su amplísimo parque escultórico, en una apuesta de la capital majorera por la cultura. Un certamen que se ha podido realizar gracias a un equipo que ha hecho un gran esfuerzo para garantizar el éxito de la iniciativa. Liliya Pobornikoba, Itahisa Pérez, Victoria Boldova, María Leal y Noemí Arrocha son los nombres que han protagonizado la presente edición, donde el acero ha sido el material con mayor presencia en una cita marcada por la calidad y el compromiso.

Ha sido este un Simposio atípico, tanto por el contexto en que se ha desarrollado, como por su propia composición interna, con un elenco que ha convertido esta edición en la primera de su clase. Desde el 7 hasta el 26 de septiembre, en la Avenida Marítima, entre mascarillas y diversos protocolos de seguridad, las radiales y soldadoras se han puesto a disposición de cinco mujeres que ya han dejado su indeleble huella en la capital majorera.

Con los años, esta ya no tan nueva tradición se ha ido extendiendo a otros municipios de la isla como Betancuria, La Oliva, Tuineje o Pájara. El Parque Escultórico ya no es una realidad exclusiva del municipio de Puerto del Rosario, sino que empieza a ser un tesoro a nivel insular. A lo largo de las distintas ediciones, se reconocen hasta quince nombres de mujer como Vasilisa Chugonova, Gemma Domínguez o Alinka Jakubowska, que han dejado con los años un pedacito de su arte en Fuerteventura. Pero esta última edición, por iniciativa de la concejala de cultura Ore Vera, ha sido la primera –en la isla, en el archipiélago y en todo el país– protagonizada en exclusiva por mujeres.

El acero, tanto cortén como inoxidable, ha sido el protagonista del encuentro

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Es de todos conocido que el mundo de las letras y las artes ha sido históricamente dominado por hombres, pero bien puede decirse que, en la actualidad, la situación ya no es, ni de lejos, la que era –que no significa que no quede mucho camino por andar–. Sin embargo, en lo que a escultura se refiere, el terreno sigue muy descompensado en cuanto a género. “Por cada diez escultores varones”, afirma Toño Patallo –fundador de los Simposios majoreros–, “se encuentra una escultora, aunque yo no distingo entre unos y otras”.

Varias de las obras realizadas durante el encuentro artístico

Así, estas cinco escultoras han levantado placas de acero de varios metros de altura, manejado materiales pesadísimos, moldeado las complejas estructuras que imaginaban en sus cabezas y, tras dos semanas de duro trabajo, han demostrado, por si quedaba alguna duda, que pueden hacerlo tan bien como cualquier hombre. No, como cualquier hombre no, como cualquier artista. Porque si este tipo de iniciativas persigue algo, es acabar con la competición entre géneros y reconocer el valor más allá de cualquier atributo físico.

El acero, tanto cortén como inoxidable, ha sido el otro gran protagonista de esta décimo primera edición del certamen, como ya viene siendo habitual. Un detalle que pudiera parecer menor, si no fuera porque para todas las escultoras involucradas ha sido de las primeras experiencias con este material, en formato monumental al menos. De hecho, si bien han reconocido que la situación está cambiando para mejor, sí que consideran que, cuando hablamos de metal, “que te tomen en serio como soldadora sigue siendo una tarea pendiente”. Pues bien, después de este Simposio, en Puerto del Rosario, ya no hay quien las tome a broma.

Varias de las obras realizadas durante el encuentro artístico

Liliya Pobornikova es búlgara, pero está afincada en Galicia y lleva a la espalda una amplísima colección de Simposios en los que ha realizado obras con todo tipo de materiales, desde madera y piedra hasta hielo. Pero el acero, como para la mayoría de ellas, este año es una excepción. Y así, experimentando, ha levantado una obra que parece una puerta de acero cortén, pero sin puerta. “Es una entrada, más bien”. ¿Hacia dónde? No se sabe. “A otro espacio, a otro lugar lejos de la monotonía y la rutina de cada día”, reflexiona la autora, que ha decidido bautizarla como La Puerta de Rosario, haciendo con un juego de palabras su guiño personal a la ciudad capitalina.

Itahisa Pérez ha aterrizado desde Tenerife para jugar, en este caso, con el acero inoxidable y acabar convirtiendo las planchas de metal en una obra abstracta de formas sinuosas y ondulantes que recuerdan al oleaje. El material en sí mismo refuerza el efecto ante la incidencia del sol, que se refleja como lo haría sobre el agua, creando un hipnótico juego de luces iridiscentes.

Victoria Boldova, de Zaragoza, ha recreado una magnífica medusa cola de león de cinco metros de altura cuyos tentáculos han sido soldados con tal gracia que pareciera que el ser de acero inoxidable cobra vida y nada fuera del agua. Un tributo a una de las especies animales más antiguas y resilientes que pueblan el planeta; un ser que ha sobrevivido a toda suerte de cambios climáticos; un símbolo de resistencia frente a los difíciles tiempos que nos está tocando vivir. Si puede una aguaviva, podemos todos.

Varias de las obras realizadas durante el encuentro artístico

María Leal, por su parte, ha venido de Portugal para participar en su sexto simposio, primero –cómo no– en metal, y para dejar una carta en la capital majorera. Un sobre de más de tres metros en acero cortén que esconde un mensaje de otra época. Un mensaje de aquellos años en los que Unamuno fuera exiliado a la isla con la que acabó teniendo un idilio. La escultora deja, pues, su huella con un homenaje al filósofo, y en letras arañadas sobre el metal, un rastro de dos poemas: “Mar eterno y maternal, que embota nuestros sueños”.

Y, por último, que no menos importante, Noemí Arrocha. Esta escultora canariona, tras haber participado ya en otros Simposios fuera de España, se ha dado en esta ocasión un pequeño salto desde la isla vecina para levantar una obra en acero cortén en la que ensambla piezas que encajan, y de ahí su título, con la gracia de un Puzle.La experiencia de las escultoras que afrontan el trabajo del modelado de grandes piezas de acero soldadas y con formas voluminosas contituye ya una tradición en Puerto del Rosario, que con el cierre del XI Simposio ve crecer su patrimonio de piezas para un parque escultórico. En las imágenes, varias de las obras realizadas durante el encuentro artístico, así como el trabajo de una creadora y su ayudante en la fase taller. |

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