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Entrevista

“La colonización de las islas está vinculada al pueblo amazigh”

"Las islas no fueron más que un puerto de recalada de distintas poblaciones bereberes", sostiene Roberto Hernández Bautista, licenciado en Geografía e Historia, investigador y escritor

| fuselli

Roberto Hernández Bautista, licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de La Laguna (ULL) es un apasionado de la cultura canaria. En su labor didáctica y de investigación ha publicado varios libros, así como numerosos artículos en prensa y revistas especializadas sobre distintos aspectos de la cultura popular canaria, algunos de ellos dedicados al origen del pueblo isleño. Recientemente ha publicado una nueva obra titulada ‘Elementos mediterráneos en la cultura indígena. El poblamiento de Canarias’. Una de las conclusiones de su trabajo de investigación apunta al origen amazigh de los canarios.

¿Qué nos aporta su nuevo libro sobre el origen del isleño?

Se analizan en el texto las principales manifestaciones de las culturas mediterráneas que se observan entre los indígenas del Archipiélago Canario y se concluye con importantes anotaciones sobre la inicial colonización de las islas por distintos grupos bereberes o imazighen que llegaron a las islas desde distintos lugares del continente africano y en distintas épocas históricas.

¿Pero, el poblamiento se produjo como consecuencia de las aportaciones de las culturas, púnicas, egipcias o romanas o fue una colonización bereber?

Sí, el poblamiento de las islas lo realizan distintos grupos bereberes que ya habían asimilado ciertas aportaciones culturales mediterráneas en su territorio del norte de África. Primero los cartagineses y después los romanos impusieron su dominio político durante siglos sobre gran parte del noroeste africano, y por consiguiente sus culturas también calaron hondamente entre las poblaciones originarias del continente. Cuando los bereberes llegan a las islas, las aportaciones mediterráneas ya estaban perfectamente asimiladas en su cultura.

Así, para la isla de Gran Canaria se documenta la llegada de la divinidad frigia de Atis que, aunque procedente de la actual Turquía, fue bien aceptada por la cultura romana que extendió su culto por todo el norte de África. En El Hierro los bimbaches usaban como mediador ante la divinidad a un cerdo, y ello no es más que un atávico recuerdo del culto clásico a Deméter y Perséfone. En los carnavales de la Aldea en Gran Canaria y en El Hierro se ha conservado la tradición de los carneros que recorren las calles sanando y aportando fertilidad a los transeúntes, y eso no es más que una simbiosis entre los cultos bereberes a los carneros y las Lupercales romanas, y Celestis, la madre de todos los dioses con su representación con huellas de pies, se impuso en el panteón romano después de Cristo, extendiéndose su culto por todo el norte de África, incluido Tindaya en Fuerteventura.

¿Y qué poblaciones bereberes llegaron a Canarias?

Los romanos conquistaron prácticamente todo el norte de África e impusieron sus cultos a las poblaciones bereberes. Tras diversos episodios históricos derivados de la colonización del continente, distintas poblaciones fueron desplazadas hacia las islas que ya eran bien conocidas en el mundo antiguo. Tras algunas recaladas a la isla de Lanzarote de navegantes púnicos, sin que ello tuviera continuidad histórica, fundamentalmente por el desenlace de las guerras púnicas, los maxies originarios del actual Túnez, fueron asentados por los piratas cilicios en las islas de Lanzarote y Fuerteventura en el siglo II a. C., tras la guerra de Yugurta, líder bereber que se opuso a la colonización romana. Un siglo después, tras la guerra civil romana, los seguidores mauritanos del general romano Sertorio pudieron desplazarse a las islas tal como se nos dice en la crónica de Espinosa en 1592, y en torno a los inicios de la era Juba II, cuando accedió al trono de la Mauritania, envió expediciones de reconocimiento y posteriormente de colonización con grupos humanos para la creación de factorías de púrpura. Después de Cristo, hay que prestar atención al alzamiento de las tribus baquates en el siglo II d. C que fueron reprimidas por el emperador Adriano enviando a Marcio Turbo con su propia flota naval, quien para solucionar el conflicto desplazó a grupos humanos hacia la región del Sous muy cerca de Canarias. Y en el siglo III d. C. debió de producirse otra importante recalada poblacional desde la Numidia donde la influencia de la romanización y la amalgama de cultos orientales y clásicos fue mucho más importante que en la Mauritania. Por último, no hay que desestimar la llegada de poblaciones cristianos represaliados que recalaron en una playa del sur de Tenerife.

¿O sea, que en su criterio no hay un origen único de la población canaria?

En efecto, se trata de múltiples focos poblacionales y distintas épocas históricas, pero siempre con población amazigh que no conocía la navegación y por tanto, necesariamente, tuvo que ser desplazada por expertos navegantes de otras culturas, en proyectos de colonización perfectamente planificados con personas de ambos sexos, animales como perros, cabras, ovejas, cerdos, simientes y esquejes de algunos frutales como higueras.

¿Y cómo es que llegaron a las islas y después no tuvieron contacto entre ellas durante siglos?

En Canarias se asentaron distintas poblaciones imazighen que quedaron aisladas debido a las consecuencias políticas suscitadas tras los grandes acontecimientos militares acaecidos en esos años en el Mediterráneo. Las guerras púnicas y la caída de Cartago en el 176 a.C. cerraron las puertas a la incipiente colonización púnica del Atlántico. Y la navegación latina por las aguas canarias, a pesar de que el hijo de Juba II, Ptolomeo, fuera asesinado en Roma, está bien documentada hasta el siglo V d.C. Sería la caída del imperio a manos de los bárbaros lo que impidió que se continuaran con los contactos, sumiendo a las poblaciones imazighen del Archipiélago en un aletargado aislamiento.

Los indígenas canarios no conocían la navegación por lo que necesariamente tuvieron que traerlos. Solo se tiene constancia de ciertas leyendas de contactos a nado entre los insulares, y se han señalado algunas naves de pequeñas dimensiones hechas de madera de drago que en ningún caso podrían justificar una colonización marítima.

¿Se pudieron producir deportaciones romanas de poblaciones rebeldes al Imperio?

Sí, fue una costumbre bien documentada en la época en el norte de África y recogida para Canarias en todas nuestras crónicas y hasta el mismo registro etnográfico ha conservado la noticia de la llegada al sur de Tenerife de un grupo de unos 200 represaliados y mutilados cristianos que fueron desembarcados en la actual playa de los Cristianos. La cuestión está en que esta no debió de ser la única forma de poblamiento. La mayor parte de los indígenas canarios debieron de ser traídos a las islas en distintos momentos históricos y desde distintos lugares de forma perfectamente planificada, contándose para ello con población de ambos sexos, animales y simientes. Las islas eran perfectamente conocidas en el mundo antiguo desde el siglo I a. C. y por tanto, no hay que extrañarse de estos múltiples asentamientos.

¿Sin embargo, algunos especialistas hablan del neolítico canario y aportan datos de una antigüedad mayor para el origen poblacional de las islas?

En mi opinión esto hay que desestimarlo. Las mediciones radiocarbónicas realmente fiables son ya de los primeros siglos de nuestra era, y lo que sucede es que hay algunos fenómenos culturales como la trepanación craneal, la decoración puntillista o los mismos ídolos femeninos, que apuntan a una catalogación prehistórica, pero que sin embargo subsisten en el norte de África hasta etapas muy recientes. Como ejemplo, sirva documentar que las intervenciones quirúrgicas en el cráneo son muy antiguas, pero fue precisamente René Verneau quien documentó que estas subsistían entre las poblaciones bereberes chaouias hasta bien entrado el siglo XIX d. C. Además, nuestros indígenas canarios conocían perfectamente la escritura, manejándose los alfabetos líbico-bereber y el cursivo pompeyano de origen clásico, con lo que sabían escribir y por tanto estaban dentro de la historia. Por ello se deberían desterrar definitivamente conceptos como prehistoria, neolítico o protohistoria para referirse al Archipiélago. El poblamiento de Canarias fue gradual, pero en etapas muy recientes dentro de la Edad Antigua y en fechas vinculadas con la romanización del continente. En realidad, las islas no fueron más que un lejano puerto de recalada de distintas poblaciones bereberes con múltiples influencias de las culturas clásica y oriental colonizadoras del norte de África.

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