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La Oliva | Nuevas nominaciones de calles en el pueblo costero

Las ilustres vecinas de Corralejo

El Ayuntamiento norteño nomina dos calles franquistas con el nombre de Antonia Morera y María González | Fueron dos ciudadanas comprometidas con el pueblo

Las ilustres vecinas de Corralejo

El Ayuntamiento de La Oliva hizo justicia ayer con dos ilustres vecinas de Corralejo, ambas fallecidas. Antonia Morera Rodríguez, la enfermera de Corralejo, y María González Carballo, una de las activistas del colectivo del casco viejo del citado pueblo, respectivamente. El Consistorio norteño sustituyó las vías denominadas Crucero Baleares y Acorazado España por el nombre de estas dos vecinas.

La alcaldesa Pilar González, junto a miembros de la corporación local y miembros de ambas familias, descubrieron ayer las placas que dan nombre a las dos calles, en cumplimiento de un acuerdo plenario del 31 de enero de 2019 que fue adoptado por unanimidad por la corporación norteña. También fue repuesta la placa situada en la plaza ubicada en la zona de la Tenencia de Alcaldía de Corralejo. Se trata de una placa que fue retirada durante unas obras y que recuerda que en el año 2002 se denominó al lugar como Parque Infantil Hermana de la Caridad de Corralejo, en honor a la encomiable labor que desarrolla esta orden religiosa en beneficio de la comunidad.

En opinión de la alcaldesa Pilar González, Antonia y María “representan los valores que identifican y caracterizan al pueblo de Corralejo. Su amor por esta tierra y su amplio sentido de la solidaridad, deben seguir siendo nuestro mejor ejemplo”.

Las ilustres vecinas de Corralejo

Antonia Morera, conocida cariñosamente por los vecinos como la enfermera de Corralejo, nació el 17 de marzo de 1922 y falleció hace escasos años. Su infancia transcurrió en la costa de Majanicho, lugar donde residían sus padres, junto a sus seis hermanos. Desde muy pequeña comenzó a trabajar, ayudando en las tareas domésticas y ejerciendo los oficios de pescadora, marisquera y ganadera, actividades a las que se dedicaba la familia para subsistir en aquellos difíciles tiempos de escasez y penurias en Fuerteventura.

Contrae matrimonio con el joven emprendedor Vicente Estévez González, fruto del cual nacerán sus tres hijos: Hilario, María Brígida y Basilisa. La pareja subsiste con la pesca y la ganadería, hasta que en 1945 deciden abrir una tienda y se trasladan a Corralejo, por aquel entonces un pequeño y acogedor pueblo de marineros, rodeado por el jable y por el mar de La Bocaina.

La enfermedad de su marido es la causa que convirtió a Antonia en una experta en la aplicación de inyecciones, tras unas breves prácticas con el médico residente en Puerto de Cabras, Gerardo Bustos. Desde entonces se convirtió en la enfermera del pueblo.

Por su parte, María González Carballo fue un ejemplo claro de la mujer majorera de la mar, con su innegable contribución a la economía familiar asumiendo tareas como recoger la carnada, preparar y arreglar las artes de pesca, salar y cocinar el pescado. Casada con Marcelino Umpiérrez, su esfuerzo y abnegación le permitió sacar adelante a una familia de cinco hijos. Fue la encargada de recoger la Medalla de Oro de Canarias que le fue otorgada al Comité de Afectados del casco Viejo de Corralejo en 2017. Fue una activista importante.

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