Los majoreros se quedaron un año más esperando por los premios de la Lotería de Navidad. El virus espantó la suerte aunque no impidió que cayera un pizco de 30.000 euros, una cantidad ínfima que contrarresta la ilusión que habían depositado los majoreros ante un año horrible como consecuencia de la pandemia de la Covid-19.

En un ambiente desangelado, la jornada de la Lotería pasó sin pena ni gloria por la isla. No sólo porque los premios no llegaron en una importante cuantía, sino que las administraciones se encontraban vacías al igual que algunos establecimientos públicos donde apenas se pudo observar a algunos ciudadanos siguiendo la evolución del sorteo por la televisión.

“Solamente he jugado a dos boletos y desde hace tiempo he apostado por el número 4”

Jonathan Hernández - Conductor de ambulancia

La primera alegría en hacerse pública fue el quinto premio que correspondió al número 86986 y que fue vendido a través de la terminal en el Bazar Papayo, ubicado en la localidad turística de Morro Jable, en el municipio de Pájara. De este número se vendieron cuatro fracciones. Lo cantaron tan pronto los niños de San Ildefonso, a penas dieciocho minutos después de comenzar el sorteo, que el establecimiento todavía no había abierto sus puertas. En total de premios otorgados en este establecimiento ascendió a 24.000 euros.

“No tenía un número especial y he comprado dos décimos con mi hermana”

Mari Carmen Ojeda - Pensionista

El segundo premio que se vendió en la isla se hizo esperar. No llegaría hasta el mediodía. Fue otro quinto premio que correspondía al número 43831 y que en esta ocasión fue vendido, también por máquina, en la Administración La Cabra Loca, que se encuentra en el centro comercial Las Rotondas, en Puerto del Rosario. Fue un décimo a cuyo propietario le reportará un beneficio de 6.000 euros.

El resto de los establecimientos donde se venden lotería se quedaron esperando a que la suerte le sonriera, pero en esta edición pasó de largo ante la desilusión de muchos majoreros que habían apostado por los tradicionales boletos en busca de la fortuna, aunque en esta ocasión se invirtió mucho menos dinero que en años anteriores. Muchos de ellos, se trasladaron hasta estas tiendas para comprobar si su número había sido premiado.

“He jugado con tres personas y la verdad es que no hemos tenido suerte”

Juan Miguel Izquier - Jubilado

Juana García, una mujer de la capital majorera, se acercó hasta La Cabra Loca. “ He venido a ver si tengo algo. Como no entiendo eso de internet me decidí a venir a donde mismo lo he comprado. La verdad es que no tengo ni lo que jugué, pero otra vez será. El mejor premio que nos puede tocar es la salud y que se vaya este bicho que nos tiene atormentados”.

Nieves Alacid es la gerente del Bazar Papayo, un establecimiento que habitual en otorgar premios. “ Aunque no sea una gran cantidad nos sentimos contenta de poder hacer feliz al ganador, que ojalá lo necesite por los tiempos que corren”. Además, añadió, que “ como todos esperábamos dar más premios pero no pudo ser. Ahora la ilusión está puesta en el sorteo del Niño”.

“He jugado con mucha ilusión, pero en esta ocasión la suerte ha seguido de largo”

Marisol Franco - Agencia Impakto

El Papayo es un habitual en premios. En año pasado dio un cuarto premio y en 2016 un segundo. El cero turístico le ha afectado en las ventas porque en plena auge del turismo son muchos los visitantes que tientan la suerte.

La Cabra Loca también fue bendecida por la suerte aunque tan sólo con 6.000 euros. “ Dentro de la malo estamos contentos porque nos ha tocado algo. Fue un décimo vendido por la terminal”, señaló René Pérez, gerente del establecimiento.

“Estoy en paro y me hacía falta el dinero. He jugado varios números en familia”

Máximo Caamaño - Desempleado

Este espacio también ha dado importantes premios en años anteriores, incluso el primer premio. “Es una pena que no hayan sido premiados los boletos que teníamos expuestos en las vitrinas porque entonces el total de premios hubieran sido muy superiores”, afirmó René.