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955 días de dolor, llanto e impotencia

El próximo viernes arranca en la Audiencia Provincial el juicio por el asesinato de una joven en Betancuria | El fiscal pide 27 años de cárcel para el presunto asesino

Sonia Padilla con una foto de Vanessa, asesinada presuntamente por su primo Jonatan en 2018. Al fondo, su marido Mauro. Fuselli

Novecientos cincuenta y cinco días (955) de dolor, lágrimas y mucha impotencia. Muchas noches de insomnio, pesadillas, horas de torturas y en tratamiento psiquiátrico y psicológico. Mauro Santana Ponce (Gran Canaria, 1972) y Sonia Padilla Padilla (Betancuria,1971) cuentan los días que faltan para que se haga justicia por el crimen de su hija Vanessa, ocurrido en el pueblo de Valle de Santa Inés, municipio de Betancuria, el 4 de junio de 2018 presuntamente a manos de un sobrino. El 15 de enero arranca en la Audiencia Provincial de Las Palmas el juicio contra Jonatan Robaina Santana, conocido como Joni, presunto autor de la muerte de la joven Vane, que solo tenía 21 años cuando le arrebató la vida a golpes de martillo. La Fiscalía pide 27 años de prisión por los delitos de asesinato y allanamiento de morada.

En la modesta vivienda de la calle San Bartolomé, residencia de la familia Santana Padilla, donde se apagó la vida de Vanessa, todo el ambiente respira en torno a la figura de la joven. Numerosas fotografías adornan las paredes, un pequeño altar con flores y unas velas preside la zona del salón e incluso la habitación de Vane sigue adornada con los mismos elementos que tenía cuando encontró la muerte: un osito, fotografías de su adolescencia o los equipos de manicura y pedicura.

Sonia no para de llorar durante el encuentro con el periodista y el fotógrafo de LA PROVINCIA /DLP, pero por sus mejillas no corren lágrimas. Ha llorado tanto desde aquel fatídico día que la fosa lagrimal la tiene seca. Mauro se muestra más fuerte, pero su rostro no puede disimular el sufrimiento que padece, mientras su mirada se percibe ausente en un ambiente de dolor. “Tenemos muchas ganas de que se haga justicia. Por muchos años que le pongan al asesino de nuestra niña no nos la van a devolver, pero por lo menos que descanse en paz”, afirma el padre.

Las pesadillas se han apoderado de la vida de Sonia, una madre ejemplar donde las haya. “Me despierto por la noche oyendo la voz de mi niña, siento sus pasos por la escalera, que toca la puerta, que me llama…. Es un sufrimiento de por vida porque un maldito loco me la arrebató para siempre. Es una tortura permanente”.

Mauro y Sonia se encuentran de baja laboral desde la fecha en que asesinaron a su hija. “Los dos estamos en tratamiento psiquiátrico y psicológico. Me tomo seis pastillas por la noche y otras tantas por la mañana. Aún así, con esta medicación me despierto, no descanso y tengo pesadillas. Así llevamos mi marido y yo dos años y medio”, señala Sonia. Añade, que “he pensado muchas veces reunirme con mi niña. La vida sin ella ni tiene sentido ni vale nada. Luego pienso que debo luchar por mi marido y mi hijo, que se llama Mauro como su padre y tiene 28 años. Él también se encuentra mal porque estaba muy unido a su hermana”.

El horrible crimen de Vanessa también ha provocado una fractura familiar. Yoni, el presunto asesino es sobrino de Mauro, el padre de la joven asesinada. “Cuando murió mi hermana Soraya, su madre biológica, fue adoptado por mi otra hermana Luci, que es su tutora oficial. Cuando era pequeño lo cuidamos en nuestra casa como a un hijo más y se crió con mis hijos”, afirma Mauro.

“Lo tratamos como un hijo”

Sin embargo, Sonia tiene otro concepto “le abrí las puertas de mi casa, jugaba con mi niña y su hermano. Lo miraba como un sobrino más. No me explico por qué le quitó la vida a mi hija. Ahora si me lo dejan en mis manos lo mato...”. Además, asegura que “siento mucho odio hacía Jonatan y su madre. A ella le advertimos muchas veces que el chico no podía vivir solo, que hacía cosas raras, pero no nos hizo caso”.

Mauro y Sonia deberán desplazarse hasta la capital grancanaria para acudir al juicio donde han sido citados como testigos. Estarán defendidos por el prestigioso abogado majorero Raúl Miranda y deberán declarar el próximo día 19, a las 9.30 horas. “Iré todos los días al juicio con una foto de mi hija. Ella también va a estar presente. Yo no quiero oír lo que dice el asesino, ya vi bastante cuando me encontré el cadáver de mi niña”. También agregó que “solo pedimos justicia, que le pongan la pena más grande, aunque nunca es suficiente porque si sale a la calle volverá a matar. Los años que le metan serán pocos porque nada me va a devolver a mi hija”.

Mauro y Sonia reconocen que tienen mucha rabia acumulada y “mucha impotencia de no poder llegar hasta él. Lo miraré a sus ojos para que con solo la mirada pueda entender el dolor y el daño que nos ha hecho a toda la familia”, dice la madre de Vanessa.

El repugnante asesinato de la joven Vanessa sigue presente entre la memoria colectiva de los vecinos de Valle de Santa Inés y de Fuerteventura en general. Aquel fatídico 4 de junio de 2018, Jonatan Robaina Santana tenía diseñado un plan para acabar con la vida de su prima Vanessa.

Según el escrito de conclusiones del fiscal Joaquín Soldevilla, desde la ventana de su vivienda, adosada a la que vivía la joven podía ver quien entraba y salía de la casa de su prima. Comprobó como el novio de la chica la había acompañado a su casa un poco más de las cuatro de la madrugada. Asimismo, el acusado observó como los padres de la joven salieron muy temprano a trabajar. Conocedor de que no había nadie en la vivienda de Vanessa, cogió la llave de la puerta principal que tenía consigo al haberla sustraído unos días antes de los hechos.

Se vistió con una chaqueta manga larga con capucha “ la cual se colocó en la cabeza para ocultar su rostro. El acusado se llevó consigo un martillo con el mango de color amarillo, así como dos navajas y una cuerda. Asimismo, llevaba puestos unos guantes de nitrilo para evitar dejar huellas y vestigios”, afirma el fiscal.

Jonatan se percató que Vanessa estaba durmiendo, cerró la puerta de la habitación para evitar que pudiera huir en el caso que se despertara, cogió el martillo y haciendo uso de una extrema violencia, golpeó a su prima en la cabeza lo que provocó que la dejara gravemente herida y aturdida. Además, continuó propinándole más golpes, hasta un total aproximado de 30 impactos. La muchacha resultó gravemente herida por las lesiones craneales ocasionadas por el presunto asesino, lo que provocó que se desangrara con gran rapidez durante el ataque.

A pesar de las heridas mortales, Vanessa gritó pidiendo a su madre. El acusado, aprovechando que Vanessa se encontraba indefensa en el suelo y gravemente herida, continuó propinándole martillazos hasta la muerte.

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