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Isaskun Nuñez | Enferma de cáncer y escritora

“Hay que dejar de ver al cáncer como el terrible ogro asociándolo a la muerte”

Izaskun Núñez con un ejemplar de su obra ‘ Pa´lante y Yo Tú Vida’. | | FUSELLI

Hace poco más de cinco años que a Izaskun Núñez ( Baracaldo, 1963 ) le diagnosticaron un cáncer de cervix. Lejos de amilanarse le plantó cara a la enfermedad a pesar de los duros momentos con viajes a hospitales de referencia y tratamientos. Su experiencia la cuenta en el libro ‘Pa´lante y Yo Tú Vida’.

¿Cómo surgió la idea de publicar este libro, titulado Pa´lante y Yo Tú Vida?

Durante los tratamientos con cáncer, no sé por qué me dio por escribir en redes sociales. Fui contando el proceso con el cáncer, cómo me sentía, los pormenores.... Y por otro lado, escribía sensaciones mías. Tuvo mucha repercusión y la gente me decía que por qué no lo publicaba. Era algo que yo no veía. Y mire usted por dónde que desde hace un año a acá comencé a planteármelo. Me dio el pálpito y anduve mirando cómo hacerlo hasta que ya en febrero de este año lo terminamos.

¿Relata en el mismo el proceso de su enfermedad?

Es un dos en uno. En Pa’lante se relata mi caminar con cáncer, sentimientos, sensaciones, tratamientos, idas y venidas... y en Yo Tú Vida se habla de una forma más íntima de las vivencias del día a día.

¿A quién va dirigida la obra ?

Decido publicarlo para que por lo menos nos quede a todas las personas que formamos parte de esa historia, que fuimos muchas. Yo que soy la que directamente “paseaba” con cáncer y todo un grupo de familiares, amistades, profesionales sanitarios, personas desconocidas que también compartieron conmigo por medio de las redes sociales. Y si a alguien que lo lea puede servirle como halo de vida, como entender que la vida es otra cosa y que hay que vivir el aquí y ahora, pues guay.

¿A quién lo dedica?

El libro en el comienzo de Pa’lante tiene una dedicatoria: A Edurne, Igor, Ekaitz y Poki. Son en mi vida: madre, hermano, hijo y perro.

¿Y por qué a ellos?

Pues porque son el pilar básico en mi caminar y en el proceso de cáncer parte fundamental. Soy una suertuda por tener esa familia de sangre, bueno, Poki no es de sangre, pero como si lo fuera. Han estado y siguen presentes a mi lado, me han admitido con todas mis historias, en todo momento ahí, respetando aún no entendiendo. La parte Yo Tú Vida que si bien en un principio no tiene dedicatoria, si hace mención en el prólogo al resumen de todas esas vivencias en una, maravillosa e intensa. Y en conjunto, Pa’lante Yo Tú Vida está dedicado a cada una de las personas que decide vivir siendo protagonista de su propia vida.

En enero de 2015 comienza con sus problemas de salud y en diciembre de ese año le informan que padece cáncer de cervix. ¿Cómo acogió la noticia?

Ños... Fueron unos meses tremendos de incertidumbre, pruebas, cambios físicos, impotencia. Y cuando me lo dijeron, que no me lo dijeron por su nombre, fui yo la que tuve que decir, diga conmigo la palabra cáncer, pues lo primero que se me vino a la cabeza fueron mi madre, mi hermano y mi hijo. Fue casi más fácil asumir que cáncer se había despertado en mí, que el hecho de que mi madre, mi hermano y mi hijo tuvieran que sufrir por mí. Les junté. Se lo dije y hablamos. Quedamos en que íbamos a vivirlo con todas sus consecuencias. Que no nos íbamos a engañar. Les dije que estaba claro que mi madre iba a pensar que se le moría la hija; mi hermano que se quedaba sin hermana, mi hijo que se quedaba sin madre y yo que me moría. Son pensamientos que suelen venir, así a la primera, a la hora de oír cáncer. Que no nos podíamos ocultar los miedos y que había que tirar pa’lante. Y así fue. Nos reímos, lloramos, sentimos miedo, sentimos esperanza y bueno, acá estamos.

“Ni en mis peores momentos me levantaba pensando en el cáncer, sino en vivir un día más”

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¿Se llega a aceptar esta enfermedad?

Eso está en cada cual, como lo está aceptar cualquier situación y más aún, crítica, en la vida. Para mi desde que me dieron la noticia, cáncer fue un compañero de viaje al que le dije que teníamos caminos diferentes. Nunca le vi como un enemigo. Cáncer se despertó y como a mí no me hacía sentirme bien, decidí poner todas mis fuerzas para que se volviera a dormir. En mi caso, fueron los tratamientos mucho más duros que cáncer en sí. Lo que podía haber sido una nada, se fue complicando, un desatino tras otro.... Operaciones, radioterapia, quimio, braquiterapia, un año y medio con pañales y problemas renales, muletas, agujero en el sacro, hernias. Sí, se acepta, sin resignación, eso sí. Pero entiendo que haya quien no lo haga. No es fácil. Por eso considero importante, entre otras cosas, que se llegue a normalizar aún más la palabra cáncer. Que se le deje de ver como el terrible ogro asociado a la muerte. Hoy en día hay grandes adelantos en los tratamientos y grandes profesionales. En las Islas Canarias tenemos muy buenos profesionales en cuestión oncológica.

¿Cómo han sido estos duros años de visitas a hospitales, médicos, tratamientos, viajes a hospitales de referencia?

Pues eso: duros. Pero siempre me he sentido muy acompañada. Es importante saber e interiorizar que no estamos solos en ese caminar con cáncer. Hay que aprender a dejarnos cuidar, a que nos mimen, compartir. Hay mucha incertidumbre por los tiempos, a veces abusivos, entre pruebas y pruebas, resultados. Los viajes a otra isla para tener que darnos los tratamientos, el tener que coger un avión y tener que estar en una cama y en un entorno que no es el tuyo, por muy buenos que sean los profesionales que te tratan.

“Quedé con toda mi familia que íbamos a vivir mi cáncer con todas sus consecuencias”

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¿Y la de su entorno... ?

Dura también. Cuando te dicen que tienes cáncer, zash... Hay un efecto en ti con ondas concéntricas que abarcan todo tu entorno. Familia, amistades, trabajo, relaciones. Hay un cambio como en cualquier situación crítica en la vida y depende de cada cual el resignarse, el tirar pa’lante o apearse; el llevar las situaciones con alegría o el estar en una pena constante. A mí me salvó mucho también el humor y una fuerza interna que aún hoy no sé de donde me salía. Sin humor la vida no es vida. A mí el día que me falte el humor entonces sí estoy muerta. Quitando algún que otro desencuentro médico fui y he sido tratada por unos equipos médicos buenísimos y en los que he tenido y tengo toda mi confianza. Desde mi médico de cabecera hasta los oncólogos, urólogos, cirujanos.... Es muy importante poder confiar en los equipos médicos. Crear un tándem con ellos, siendo protagonistas y tomando las riendas de nuestro proceso. Preguntar, aclarar, confiar. Reclamar cuando hay que reclamar y entender que en gran medida, el personal sanitario también es sufridor, como nosotros los pacientes, del deterioro de la sanidad pública.

¿Hay vida más allá del cáncer?

El cáncer absorbe. Bueno, absorbe todo lo que lleva consigo. Pero claro que hay vida, incluso con cáncer. Yo ni en mis peores momentos, me levantaba pensando en cáncer. Me levantaba para vivir un día más. Pero no es una obsesión. Es más la gente que te mira y de tu alrededor que te lo recuerdan constantemente. Pero, quitando los momentos duros de los tratamientos o si se está es un estado muy deteriorado, con cáncer se hace una vida normal. Yo nunca me sentí una enferma. Si es verdad que hay como un vacío cuando acabas con todo el proceso. Cuando te dicen que ya todo está bien y de pronto no hay más viajes, no hay más análisis, pinchazos, quirófanos, medicación.... es como un, ños ¿y ahora qué? Es una vivencia muy intensa de la que quien quiere, como de cualquier otra, puede aprender mucho. Y una cosa para mi está clara. Se aprende a vivir el aquí y ahora. Se sabe lo que es. Se saborea porque en la mayor parte de las veces hemos tenido la muerte muy cerca.

“Hay que entender que el personal sanitario también es sufridor del deterioro de la sanidad pública”

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¿Es más duro de llevar el cáncer si se vive en una isla mal llamada periférica?

No sé si la definición es más duro, pero está claro que si hay más angustias añadidas. Tenemos menos especialistas, lo cual conlleva tener que desplazarnos para ciertas operaciones y tratamientos con el desgaste emocional y económico que supone. Quienes hemos tenido que estar semanas fuera de nuestras casas para darnos los tratamientos de cáncer sabemos de eso. Yo recuerdo que el día que me daban la quimio en el Negrín me iba con mi madre a pasear a las Canteras. Ella me decía: nena, vete a descansar. Y yo le decía: no, vamos a andar ahora que puedo que dentro de unos días no voy a poder porque me va a dar el pampurrio. Y fíjese usted que no es lindísima la playa de las Canteras. Pero yo hubiera preferido pasear por alguna orilla de Fuerteventura y hubiera preferido salir del tratamiento y estar en mi casa, con mi gente y con mi perro Poki.

¿Qué le dicen los nombres de Julio Vila y Jaquelin Montero?

Julio y Jaquelin. Dos valientes con un tremendo coraje que estando en las condiciones físicas en las que estaban, decidieron plantar cara al sistema sanitario en la isla. Dos personas fueron protagonistas de sus vidas y nos hicieron partícipes a todos haciendo visible una realidad sanitaria que igual era sabida, pero que nadie se atrevió a gritar de esa manera.

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