Fuerteventura sale hoy a la calle para protestar contra la descontrolada implantación de parques eólicos y fotovoltáicos esparcidos por todo el territorio majorero afectando a zonas vulnerables con alto valor ecológico y paisajístico. Los habitantes de la isla están llamados a manifestar su rechazo a las 12.00 horas en la plaza de la iglesia, en pleno corazón de Puerto del Rosario.
La convocatoria ha partido de colectivos sociales y medioambientales que demandan una planificación racional de las energías renovables a través de un documento de ordenación, planeamiento que curiosamente no se encuentra recogido en el Plan Insular en vigor. Ante esta falta de planificación, el Gobierno de Canarias autoriza estas industrias energéticas basándose en el interés general.
Actualmente hay previstos 27 parques eólicos, entre los que están ya en funcionamiento y los que se encuentran en tramitación, que estarán compuestos por molinos de más de 100 metros de altura, lo que supone un enorme impacto visual. También hay previstos 48 parques fotovoltáicos, casi todos pendientes de autorización.
La proliferación de parques eólicos y fotovoltaicos daña al frágil territorio majorero
El consumo medio diario de energía se sitúa en 75 megavatios y el pico máximo histórico se sitúa en 105 megavatios, cifras registradas en plena actividad turística. Estos datos chocan frontalmente con la producción prevista cuando estos parques se encuentren en pleno rendimiento que producirán 444,93 megavatios, una cifra muy superior al consumo en Fuerteventura.
Los organizadores de la protesta demandan urgente un plan Territorial Especial que ordene las infraestructuras y los equipamientos del sector eléctrico y evitar la actual proliferación de forma indiscriminada, no en vano los parques eólicos se pretenden instalar en 27 zonas diferentes de la isla. Ante ello, la demanda vecinal se encamina a que se concentren los molinos en unas pocas zonas. También critican el procedimiento utilizado para la tramitación de dichos expedientes. «A díade hoy resulta una autentica sin razón y un absoluto despropósito, por cuanto se utiliza la expecionalidad de la norma para consolidar una forma ya habitual de actuación sin ningún tipo de control o supervisión y sin participación ciudadana en el procedimiento de autorización», aseguran.
